Acudir a un centro hospitalario no resulta una opción encantadora. El malestar, unido a la indecisión del diagnóstico pone los nervios de punta. Por eso casi siempre consuela llegar a un sitio acogedor y con buen trato, receta efectiva para aliviar los temores y calmar el dolor.
Aun cuando en el país se destinan considerables recursos para salvar vidas y garantizar a cada paciente el tratamiento médico necesario, en la actualidad, algunas actitudes indolentes tanto de los propios enfermos y sus acompañantes empañan la imagen de estas instituciones.
Es lamentable lo que lo que ocurre en el Policlínico-Hospital de Jobabo provincia Las Tunas. Un centro hospitalario, en el que deben predominar conductas correctas, pero en ocasiones no es así. Las personas que asisten no están acostumbradas a que hay que hablar en voz baja, adecuar nuestros comportamientos al momento; entramos y ni siquiera damos los buenos días.
Además, hay personas que vienen con aliento etílico, en chancletas, se comportan de manera desagradable, molestando a los demás pacientes. Estas conductas le restan, incluso, prestigio a la instalación, no siendo aprobadas, por parte de quienes tienen sobre sí esa responsabilidad institucionalmente. Así lo expresa uno de los jefes de turno de este centro asistencial Arturo Rodríguez Peña.
En aras del reordenamiento de los servicios y el buen flujo dentro del hospital, cada ciudadano ha de tener una conducta adecuada, saber dónde se dirige y con quién va a ser atendido, claro no hago referencia a una situación de urgencias o emergencias.
Asimismo, se observa la presencia de varios acompañantes para un mismo paciente, cuando lo establecido es solo uno; irrespetando los horarios de visita y por ende molestias para los médicos que están en el pase de visita. Aumentado el maltrato verbal y físico a los profesionales, donde nadie tiene derecho a agredir a ningún trabajador.
Disponer en Cuba de un sistema de salud gratuito, aún con sus limitaciones materiales o de cualquier índole, resulta una garantía para los habitantes de la Isla. Además, el acceso a estas instituciones es un derecho conquistado desde el triunfo mismo de la Revolución,
De ahí que constituya responsabilidad de todos preservar estas instituciones de la salud y no cometer indisciplinas sociales.