Un autor desconocido decía, sin fallas en su lógica, que el patrimonio cultural refleja nuestra continuidad e identidad, y representa lo que tenemos derecho a heredar de nuestros predecesores y nuestra obligación de conservarlo a su vez, para las generaciones futuras. Cuánta razón tuvo al definir, ciertamente, uno de los elementos más importantes en la idiosincrasia de una sociedad.
Jobabo es uno de esos territorios que representa su historia, su cultura y su tradición, con construcciones antiguas y edificios neocoloniales que en sus tiempos hicieron gala de su belleza. No obstante, los años han dejado huellas de sus pasos y lo que antes fuera un vistoso cuadro al mejor estilo de la época, hoy decae entre el descuido e incluso las ruinas.
LA ERA DEL ESPLENDOR ARQUITECTÓNICO
Entre 1908 y 1911, en este sureño municipio comenzó una serie de transformaciones cuyas primeras y principales tareas fueron la construcción del ingenio Jobabo, Central Perú tras el Triunfo de la Revolución, el batey azucarero y más tarde la infraestructura ferroviaria del azúcar. El 13 de julio, en el acta del ayuntamiento se presentó el plano y la memoria descriptiva del poblado con el nombre de Jobabo; este documento fue aprobado cuatro días más tarde, quedando, el 17 de julio, como el día de la fundación de este municipio.
A partir de entonces la modernización hizo presencia con el levantamiento de los hoteles Plaza y París, el cine teatro, delimitación de calles e incremento de espacios urbanos. Más tarde, entre 1919 y 1925 fueron construidos nuevos establecimientos como la Asociación de Colonos, la Sociedad Cultural Liceum y la Farmacia, manteniéndose los límites del poblado dentro del perímetro inicial.
Infelizmente, la mayoría de las viviendas existentes construidas de madera, por no totalizar, corrieron la mala suerte de sucumbir ante el paso del tiempo y la no conservación. Entre infortunios y razones, las grandes casas poco a poco dejaron de existir y su lugar actualmente es ocupado por domicilios modernos.
De esta forma quedó estructurado, según Joe Luis Hernández, Museólogo de Bienes Culturales, un centro histórico con joyas patrimoniales comprendido por el Hotel París, el Museo Rosendo Arteaga, anteriormente Hotel Plaza, con toda la parte de la barbería, CADECA, la Galería de Arte, la Oficina de Proyectos de Desarrollo Local, la Farmacia, el espacio comprendido por la tienda industrial y la bodega, el Cine 30 de Diciembre, la Peluquería, el Banco Popular de Ahorro, la Iglesia Bautista, el Consolidado de Radio y otros.
Tan extenso grupo de edificaciones, además de otras viviendas, representan lo que es hoy un rico patrimonio, aunque descuidado, de toda nuestra cultura. Triste resulta entonces cómo, inmuebles tan antiguos y llenos de historia, testigos de oleadas migratorias, desarrollo azucarero y luchas por la independencia, aclamen desesperadamente un poco más de atención.
ENTRE PLANES Y PROYECTOS
El triste panorama del patrimonio edificado en Jobabo ha devenido en la búsqueda de soluciones que, si bien no han marchado a la velocidad esperada, son un punto de alivio para una cultura agonizante. Todas las acciones proceden de proyectos de reparación y mantenimiento que forman parte del quehacer de la Delegación de Monumento en el territorio.
Compuesto por alrededor de 23 personas, es integrado por varios organismos, entre los cuales figuran el CITMA, los CDR, la ANAP, UJC, MININT, Dirección Municipal de Vivienda, Mantenimiento Constructivo, Dirección Municipal de Comercio y Gastronomía, Dirección Municipal de Educación, Sede Universitaria, IPF, Casa de los combatientes, un representante del Partido, la Dirección Municipal de Cultura, el Cine y el Museo Rosendo Arteaga.
Este último constituye el organismo cardinal pues, además de mantener registrados los inmuebles de valor patrimonial y definir cuáles necesitan acciones recuperativas, realiza visitas técnicas para comprobar el cumplimiento de las tareas y denunciar a la delegación y a instancias superiores, los principales inconvenientes.
No obstante, y a casi 40 años de la fundación del museo, aún la totalidad de viviendas e inmuebles consideradas bajo el patrimonio no están incluidas en su registro. Según la directora de la institución, Yudisleydis Vargas Ramírez, esta es una tarea pendiente a realizarse hace algún tiempo y que por motivos poco lógicos y ajenos a su voluntad, no fueron hechos. “Los encargados somos nosotros, pero debemos presentar esos expedientes a provincia pues son cosas que debieron implementarse en su momento y, al no haber sido así, hoy nos toca encaminar dicho trabajo”, refiere.
Ante parámetros como la fecha de construcción y determinaciones de la Ley Nº1 de la Protección al Patrimonio Cultural, hasta la fecha han quedado registrados en Jobabo tan solo 20 viviendas, mientras el resto permanece a la espera de ser reconocido.
La Directora Municipal de Cultura y presidenta además de la Delegación de Monumento, Mariela León Diez, refiere que todavía restan por implementar trabajos de conservación de varias instituciones en mal estado. Figuran en programas comenzados o de próximo inicio, la reparación y mantenimiento del Cine 30 de Diciembre, el Museo Rosendo Arteaga, y el moribundo Hotel París.
EL PARÍS, EN LA SALA DE ESPERA
Una de las principales alternativas, por consiguiente, en aras de rescatar las memorias del pueblo jobabense reposa sobre los hombros del Proyecto de reanimación de un espacio en ruinas o recuperación de la terraza Hotel París. Por el momento, este es el único inmueble en estado crítico y que acapara todas las atenciones y críticas.
La terraza no es patrimonio pero el resto del inmueble sí, por lo que resultaría lógico darle al mismo atención primaria. Sin embargo el costo resulta mucho más elevado. En cambio, y una vez concluido el espacio, las recaudaciones serán invertidas en lo que antes fuera un prominente hotel, razón suficiente para ser mucho más ágiles.
Según Leodanis Rodríguez Fillor, Director Municipal de Comercio y Gastronomía, la obra aún se encuentra en estado de construcción y montaje, propuesta a concluir este año, con todos los recursos para ponerla en función una vez terminada. “Las acciones se recomenzaron en noviembre luego de un periodo en detención por la Covid-19 y otros factores. Hemos podido avanzar en la parte de cimentación, ahora debe comenzar el levantamiento de muros y recuperar la parte administrativa y oficinas que requiere. El proyecto no había avanzado por el tema de los recursos”.
Asociados a este prestan servicio un grupo de organismos entre los que figuran la Empresa de Materiales Escambray, Materiales de la Construcción, CREVER, Ecocen, Estructura Metálica y constructores de la vía cuentapropista. A pesar de ello, según Frank Izaguirre Fernández, Inversionista de Comercio, otros problemas como la falta de recursos y transporte habían contribuido a la lentitud de las labores.
El tiempo de espera ha sido excesivamente largo, pues este proyecto fue incluido, hace alrededor de seis años, en otro de dinamización de la vida sociocultural y productiva del municipio, y hasta la fecha el avance es cuestionable. Por el momento el presupuesto total supera el 1.7 millones de pesos, mientras los instrumentos y materiales de construcción, así como los recursos para su funcionamiento, forman parte del elenco. A pesar de ello, todo deriva de un proceso intermitente que ha detenido su ejecución más veces de lo que ha progresado y de cuyo término depende la salvación del antiguo hotel.
El París es tan solo uno de los pacientes en sala de espera, el de mayor gravedad, pues existen otros, también en mal estado, cuya salud deberá esperar nuevas soluciones.
LA RAÍZ DE TODOS LOS MALES
Buscar excusas en estos momentos nada ayudará a revertir el triste cuadro que representan los edificios más antiguos de Jobabo. En tales casos no existe un culpable sino responsables de amar mucho más la cultura de un pueblo tan rico en historia, y demostrarlo desde la protección de sus inmuebles.
En su Capítulo III Artículo 7, la Ley Nº1 de la Protección al Patrimonio Cultural expresa que ningún bien patrimonial podrá ser destruido, remozado, modificado o restaurado sin previa autorización del Ministerio de Cultura.
Según Moraima Torres Gamboa, Directora Municipal de Planificación Física, la mala preservación de estos edificios no ha dependido únicamente de precisar cuáles necesitan mantenimiento, sino además de la impericia y la toma de cuestionables decisiones que condujeron a diligencias erróneas. “El bazar, por ejemplo, en fechas de su remodelación, sufrió varios cambios en su estructura por diferentes motivos. Estas acciones pueden implementarse sólo cuando Cultura lo considera así”, asegura.
Si bien estos factores y el no registro de varias viviendas en mal estado resultan inconvenientes, la falta de presupuesto, según Mariela León, refuerza el problema. “Existe una gran limitante ahora mismo y es el presupuesto de reparación y mantenimiento, el cual depende del propio organismo al que pertenezca el inmueble”, afirma.
La lógica apunta que definir un presupuesto destinado a la conservación del patrimonio en Jobabo es un punto indispensable. Es un punto en contra y, en comparación con otros territorios, estamos por debajo, asevera Moraima Torres.
Respecto a ello, Maikel Cutiño Cutiño, Miembro del Buró Político del Partido en Jobabo, asegura que desde el Concejo de la Administración debe ser asignado un presupuesto anual para distintas concepciones en el municipio, y el principal encargado de defender la asignación de dicho recurso para tales labores, es la Dirección de Cultura.
Entre un motivo y otro, los principales testigos de nuestra historia ven pasar el tiempo y piden un poco de cuidado. “La conservación no es buena y existe un alto nivel de dejadez respecto al tema”, asegura Maikel. Culpables no hacen falta y justificaciones sobran, lo realmente importante es luchar por la preservación de nuestra cultura y mantener vivo todo lo que nos identifica.