Plazos aplazados en el comercio

Salario, vocablo procedente del latín salarium cuyo significado es sal, alude a la remuneración económica o en especie del trabajador a cambio de sus servicios profesionales. No obstante, ¿cuánto puede comprarse actualmente con el tan esperado recurso?

Para nadie es un secreto que la economía de Cuba ha ido en picada y el pueblo es uno de los más afectados. Las altas y bajas han limitado a este, trabajador y dependiente de una mensualidad, a hacerse de cosas básicas y quizás premiarse con un gusto de vez en cuando.

Una de las alternativas del Gobierno cubano para aliviar, aunque no lo suficiente, algunas necesidades del pueblo, fueron las ventas a plazo establecidas hace apenas dos años. Jobabo no estuvo exento a ello y, acogido a la Resolución 98/2021, dio bienvenida a otra forma de servicios. Establecer plazos para pagar cierto producto es una práctica muy común y popular entre algunas personas y bien favorece al acreedor. En el caso estatal es algo novedoso y debe suponer una mejoría. Llegar al mercado industrial La Principal de Jobabo, local destinado para las ventas a plazo, no habla muy bien de dicha estrategia.

Apenas una cama, de más de diez mil pesos, que ha aguardado por comprador durante largo período, y nada más, es a lo que puede acceder un jobabense. ¿La estética? No es la mejor, si bien se ha dicho que según se presente el producto así será la acogida. Podría bien cuestionarse ¿Por qué el pueblo no compra a plazos si tanto le favorece? Pues simplemente no se compra lo que no se necesita y menos cuando no se conoce.

La Gaceta Oficial de Cuba, prevé tales servicios para bienes duraderos seleccionados, cuyos precios superen los dos mil quinientos pesos, entre ellos muebles, colchones, bicicletas, equipos electrodomésticos y otros artículos. Al ser así, ¿por qué solo una cama, por qué no mejores artículos, más necesarios y valorados?

Si bien muchos factores y regulaciones inciden en la compra-venta para estos fines, es necesario recordar que el comercio basa sus acciones en un estudio de mercado para definir qué se demanda y, por tanto, qué puede ofertarse. No solo es un hecho de comprar y exponer para la venta, es tener claro que lo comprado para ello debe tener salida.

Las ventas a plazo no han tenido la cogida ni la popularidad esperada, aun cuando debía ser una ayuda a los bolsillos del pueblo. Estos son los demandantes, y como tal, esperan servicios más enfocados a sus necesidades.

 

Annia Cardoza Linares
Annia Cardoza Linares
Licenciada en Periodismo de la Unversidad de Camagüey en 2022. Atiende tremáticas relacionadas con la gestión comercial, juventud, gestión tributaria y algunos programas sociales. Gusta de las crónicas y relatos.

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