Gustavo Pascual Morales fue durante 14 años el presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios Antonio Fernández, ahora es uno de esos campesinos que, aunque con poca tierra, solo unas tres hectáreas dedicadas a los cultivos varios, emprende el complejo camino de producir junto a sus familiares.
«Yo soy nacido y criado aquí en esta zona, San José de la Plata, pero estudié contabilidad y trabajé en varios organismos allá en Jobabo. ¿Qué sucede? Pues que hace unos años mi padre enfermó de cáncer y tuve que hacerme cargo de la finca, y aquí estoy vestido de campesino y echando p´alante en la tierra» relata.
«Cuando regresé aquí siempre pensé en mejorar económicamente y buscar la manera que los rendimientos fueran mayores, me refiero no solo a los rendimientos de las cosechas, sino los rendimientos generales del trabajo, de lo que uno ace con sacrificio para poder cambiar el nivel de vida, y poco a poco lo he ido logrando adaptando los terrenos a los cultivos que den una mayor variedad en producciones y tengan mercado seguro en la comercialización» asegura.
Ahí, mientras que daba una revisada a unas carreras de plátano, Gustavo contaba con orgullo cómo fue que llegó a presidente de su cooperativa, la Antonio Fernández, y el salto que dieron en ese tiempo, chocando con no pocos obstáculos, para hacerla una de las unidades que más granos producía en Jobabo.
«Fue una escuela» reconoce el guajiro, quien ahora, pegado al surco se bate a pecho limpio con las complejas condiciones de un entorno que necesita más atención desde el sistema de la agricultura y al menos alguna forma de electrificación urgente para aprovechar al máximo el potencial productivo que tienen ahí él, su familia y no pocos agricultores de esa legendaria comarca jobabense.
«Hoy lo que más nos golpea es el petróleo, no tenemos suficiente para poder preparar las tierras y aprovechar los sistemas de riego, es por eso que hace falta electrificar» insiste.
Más allá de sus raíces campesinas, Gustavo Pascual Morales, disfruta su parcela y reconoce que la agricultura necesita hoy un impulso fuerte para cambiar ese panorama de improductividad que sacude a no pocas cooperativas de Jobabo.