Jobabo.- Cada día desde las siete de la mañana por Radio Cabaniguán se escucha un sonido inconfundible que hace estremecer de emoción a las audiencias que amanecen pegaditas a los 92.1 mega Hertz en frecuencia modulada.
Si esa señal llega a sus hogares es precisamente porque detrás hay personas que desde los atenuadores, la consola, la computadora y los equipos de mezcla y de conmutación se gestionan con maestría, con apego al sentido de pertenencia y con el oído pegado a cada salida al aire: Esos son, nuestros realizadores de sonido que hoy celebran su día.
Los sonidistas, como también conocemos a esos artistas lo ponen todo, desde la musicalización de un texto, la edición de cualquier material o programa, hasta la puesta en bocina de un producto comunicativo, y lo hacen, desde lo más tierno y perdurable, desde la intuición profética, desde el cariño y desde el amor.
El sonido nos envuelve continuamente y nos transmite sensaciones que son necesarias para entender la vida, tal y como es, y si son emanadas de la consola de audio de una emisora, las posibilidades sensoriales se multiplican, se estremece el corazón y nos despeina el alma para hacer firme la razón.
Pero sin los realizadores de sonido, esos gigantes de la pericia, nada de eso podríamos sentir, nada de eso podría hacernos cambiar nuestro, a veces, negativo estado de ánimo. Por eso cuando desde cada hogar se escuche este sonido: (sonido R. Cabaniguán) no quepa duda de que hay una mano ingeniosa que nos hace viajar al infinito.