Gran cosechas de medallas en Olimpiadas Especiales
La esperanza de vivir
«Quiero agradecerle primero a Dios y al sistema de salud cubano que gracias a ellos estoy viva» Así lo siente la jobabense Edilma Estrada Torres de 58 años de edad que enfrentó al cáncer cérvico uterino, hace dos años atrás, pero nunca perdió la esperanza de vivir dado los avances de la medicina en Cuba. Hoy, ya curada, nos ofrece su testimonio de cómo enfrentó con coraje cada tratamiento.
«Comencé primeramente viendo manchas y dolor en las relaciones sexuales, fui al hospital me valoró el ginecólogo Jorgito y me remitió para Las Tunas. Una vez allí, la doctora Yanet me indicó que debía realizarme una biopsia, la cual me la realicé aquí en Jobabo».
«Al tiempo estuvo el resultado de la biopsia, el cual fue positivo. Regresé a Las Tunas y me pusieron el ciclo de las quimioterapias, cada 21 días me ponían los sueros, fue un proceso difícil porque los sueros son muy fuertes, me decaía pero siempre con la esperanza de que me iba a curar, fuero seis en total, pero ya en el tercer suero, comenzó a caérseme el pelo, sentí una gran nostalgia al verme así, se me cayeron las cejas, es decir, donde quiera que tuviera pelo lo perdí, pero con la fe que me curaría».
No bastaron solo las quimioterapias para salvar a Edilma, tuvo que seguir con otro proceso fuerte, incomodo, pero no imposible «Una vez culminado el proceso con los sueros, fui valorada nuevamente por la doctora y me dijo que quedaba algo, me indicaron las radiaciones. En cada proceso los médicos me trataban de manera especial».
«Las radioterapias me las hice en Camagüey, eran todos los días, excepto los fines de semana, fueron treinta sesiones, dos meses. Una vez que las terminé me volvieron a valorar y me dijeron que ya estaba bien».
Su familia fue su principal motivación para enfrentar el tratamiento, así lo siente, «Regresé para Las Tunas y continué con mis consultas donde me mantengo hasta ahora, cada dos o tres meses me atienden y hasta ahora estoy bastante bien. Fue un proceso difícil, me reconfortaba que mi familia, mis hijos, hermanos, me apoyaban mucho, se me olvidaba la tristeza y la nostalgia con ese cariño que ellos me daban».
Pensar de manera positiva le ayudó mucho a sobrellevar la enfermedad, asumió como una verdadera guerrera con la premisa de que, hay que acudir al médico ante cualquier circunstancia. «Recomiendo a todas las personas que se sientan algún malestar que acudan al médico, todo a tiempo tiene solución, nunca se debe perder la fe y menos del sistema de la salud, fue una atención maravillosa, no tengo quejas de los médicos, gracias a ellos me siento bien, contenta y muy agradecida del sistema de salud».
Edilma Estrada Torres de Jobabo Las Tunas ha resistido tratamientos duros, soportado el miedo con una fuerza asombrosa, ahora es una mujer renovada, fortalecida y agradecida con la vida. Su testimonio como sobreviviente del cáncer es ejemplo de coraje.
Los campos todavía necesitan jóvenes profesionales
Las Tunas.-El presente marcha aprisa y el futuro está ahí, cerquita. Sin embargo, hay asuntos que siguen sin resolverse, a pesar de ser conocidos e importantes para un mejor desenvolvimiento de la economía, específicamente de la provincia de Las Tunas.
Uno de ellos es la formación de profesionales en las especialidades agropecuarias, una esfera en la que se necesita de obreros; pero, también son decisivos los técnicos de nivel medio y universitarios en Agronomía, Forestal, Veterinaria y Mecanización Agropecuaria.
Aunque la provincia de Las Tunas tiene- en su mayoría- suelos regulares y malos, esa es la principal riqueza local porque las actividades fundamentales de este terruño son sembrar diferentes renglones de cultivos varios y criar ganado mayor y menor.
Esa es una razón suficiente para que las unidades productoras demanden fuerza de trabajo calificada. No siempre ocurre y las cifras son testigos. Por ejemplo, cada año, los egresados de los preuniversitarios solo tienen cinco, seis o siete plazas para estudiar Medicina Veterinaria.
Graduándose todos- cosa improbable en estos tiempos de crisis económica y migratoria- no se garantiza ni un nuevo profesional por municipio de Las Tunas. Luego, al final de cada año, cuando se resumen los principales indicadores de la ganadería, se mencionan muertes que pudieron evitarse.
Súmese que en la mayoría de las familias tuneras no se evalúa la posibilidad de que sus muchachos aspiren a las especialidades agropecuarias porque son tareas pesadas o quieren para ellos que vivan con más comodidad en las ciudades y los poblados.
Pasa el tiempo y las zonas rurales de la provincia de Las Tunas siguen carentes de nuevas ideas, de especialistas con voluntad de hacer y de generaciones que pongan sus manos en la tierra para alimentar a sus familiares, vecinos y residentes en el territorio.
Hay que trabajar con proyecciones para garantizar los profesionales que impulsarán el futuro de la agricultura y la ganadería y eso incluye la formación vocacional desde edades tempranas, más en estos tiempos, cuando el país pretende reimpulsar la economía y corregir distorsiones.
El mercado seguro del hurto y sacrificio de ganado mayor en Jobabo
Al paso que va la situación del delito en Jobabo contra la ganadería, al cabo de algunos años no vamos a tener animales para la producción lechera, de carne y tampoco para la labranza de la tierra.
Solo el pasado años los hechos de esa naturaleza sobrepasaron la preocupante cifra de los mil, y en la mayoría de los casos no se detectaron los autores, por lo que aún continúan impunes y quizás sacrificando a diestra y siniestra en nuestros campos.
En lo transcurrido del actual año se mantiene el hurto y sacrificio de ganado mayor en Jobabo y casi todos los días aparece un delito de ese tipo que incluye a los animales de monta.
Muchas veces se culpa a los propietarios de los animales que se los dejan robar y sacrificar, afirmación con la que particularmente no estoy de acuerdo porque el campesino después de trabajar desde la madrugada hasta al anochecer le resulta muy difícil, también pasarse la noche entera sin dormir y ni descansar para cuidar su rebaño.
No digo que no sea el principal responsable de la protección de sus animales, pero de ahí que sea el culpable de que la delincuencia le sustraiga de un corral una res o un équido, no estoy de acuerdo.
Todo ser humano fisiológicamente tiene que tener ocho o más horas de sueño para volverse a incorporar a sus laborales habituales al siguiente día con energías renovadas para poder crear y ser capaz de generar sus aportes a la sociedad, ya sea un trabajo intelectual como de la producción o los servicios.
El hurto y sacrificio de ganado mayor tiene un mercado seguro en nuestros barrios, donde están los que sacrifican, los que comercializan sus carnes y por supuesto, los que la compran al precio que sea y la consumen.
Entonces por qué no se actúa desde las comunidades donde también existen revolucionarios y organizaciones de masas y políticas que pueden contribuir decisivamente a atenuar esa situación que afectan los rebaños pero también ponen en riesgo el alimento de miles de personas en el municipio. La respuesta quizás usted la sabe.