Al paso que va la situación del delito en Jobabo contra la ganadería, al cabo de algunos años no vamos a tener animales para la producción lechera, de carne y tampoco para la labranza de la tierra.
Solo el pasado años los hechos de esa naturaleza sobrepasaron la preocupante cifra de los mil, y en la mayoría de los casos no se detectaron los autores, por lo que aún continúan impunes y quizás sacrificando a diestra y siniestra en nuestros campos.
En lo transcurrido del actual año se mantiene el hurto y sacrificio de ganado mayor en Jobabo y casi todos los días aparece un delito de ese tipo que incluye a los animales de monta.
Muchas veces se culpa a los propietarios de los animales que se los dejan robar y sacrificar, afirmación con la que particularmente no estoy de acuerdo porque el campesino después de trabajar desde la madrugada hasta al anochecer le resulta muy difícil, también pasarse la noche entera sin dormir y ni descansar para cuidar su rebaño.
No digo que no sea el principal responsable de la protección de sus animales, pero de ahí que sea el culpable de que la delincuencia le sustraiga de un corral una res o un équido, no estoy de acuerdo.
Todo ser humano fisiológicamente tiene que tener ocho o más horas de sueño para volverse a incorporar a sus laborales habituales al siguiente día con energías renovadas para poder crear y ser capaz de generar sus aportes a la sociedad, ya sea un trabajo intelectual como de la producción o los servicios.
El hurto y sacrificio de ganado mayor tiene un mercado seguro en nuestros barrios, donde están los que sacrifican, los que comercializan sus carnes y por supuesto, los que la compran al precio que sea y la consumen.
Entonces por qué no se actúa desde las comunidades donde también existen revolucionarios y organizaciones de masas y políticas que pueden contribuir decisivamente a atenuar esa situación que afectan los rebaños pero también ponen en riesgo el alimento de miles de personas en el municipio. La respuesta quizás usted la sabe.