Las evidencias abundan
-¿Qué evidencias existían que apuntaban a la participación intelectual de Posada Carriles y Orlando Bosh en el atentado?
La evidencia abunda. Hernán Ricardo, uno de los autores materiales, confesó a los oficiales policiacos de Trinidad que él y su cómplice, Freddy Lugo, detonaron dos bombas en el avión, y que trabajaban para Luis Posada Carriles. Además, Ricardo admitió que había sido entrenado por la propia CIA. Ricardo le dibujó a sus interrogadores un diagrama del detonador del C-4 que había colocado en el avión. Dijo que había recibido $25,000 por el derribo del avión cubano de pasajeros. Lugo confesó también, y dijo que después del desplome de la nave con 73 a bordo, Ricardo nerviosamente le comentó que habían asesinado a más personas que Carlos el Chacal. Estas confesiones existen. Están escritas a mano por Hernán Ricardo y Freddy Lugo personalmente. Las leí con mis propios ojos y se las enviamos a las autoridades estadounidenses cuando tratamos de extraditar a Posada Carriles. Ambos admitieron haber recibido instrucción, de parte de la CIA, sobre el uso de explosivos.
-Tenemos entendido que un primer tribunal militar los juzga y absuelve a ambos. ¿Por qué?
Después de haber sido arrestados en Caracas, las autoridades los encausaron ante un tribunal militar. Pero éstos no tenían la potestad jurídica para procesar a personas que no eran militares venezolanos. El tribunal militar revisó los cargos y los desestimó por falta de jurisdicción. No hubo absolución. El tribunal militar simplemente dictaminó que no le correspondía el caso, porque éste tendría que ser ventilado ante un tribunal civil. La fiscalía venezolana entonces presentó la causa ante un tribunal procesal civil, acusándolos de homicidio calificado de 73 personas. Antes de que el caso concluyera, Posada Carriles se fugó de la cárcel de San Juan de los Morros en Venezuela con la ayuda de sus amigos en Miami y en Washington. Pocas semanas después de haberse fugado de la prisión y a pesar de ser fugitivo de la justicia con código rojo de Interpol, la CIA contrató a Posada Carriles para que trabajara en la operación conocida posteriormente como Irán-Contras en la base militar de Ilopango, El Salvador. El código procesal penal de Venezuela prohíbe dictaminar sentencia en la ausencia del acusado. Como Posada Carriles ya no estaba presente para poder procesarlo, el caso quedó pendiente hasta que el terrorista murió en el 2018.
-¿Cuál recurso utilizó Estados Unidos para no aceptar la extradición de Posada a Venezuela?
EU simplemente no le hizo caso a nuestra solicitud de extradición. Presentamos toda la evidencia. La ley de extradición dice que si la evidencia muestra que el acusado probablemente es culpable del delito, habría que detenerlo con fines de extradición y enviarlo a Venezuela. Además, un acuerdo multilateral firmado tanto por Venezuela como por los Estados Unidos obligaba a Washington a extraditar el terrorista o juzgarlo por homicidio calificado en territorio estadounidense. El acuerdo se llama Convenio para la represión de actos ilícitos contra la seguridad de la aviación civil, y existe desde el año 1971. EU hizo caso omiso a su tratado de extradición con EU y a sus obligaciones con el Convenio de 1971.
¿Por qué? Porque Posada Carriles tenía muchos secretos de la CIA que contar. A Washington no le convenía extraditarlo, porque sabía que el terrorista podía implicar a la CIA y a Washington en terrorismo de estado.
-Imaginamos que pudo acceder en varias ocasiones al expediente sobre el crimen ¿qué es lo que más recuerda sobre los documentos allí vistos?
El expediente de Posada Carriles que revisé y que sometimos a Washington contiene evidencia contundente de la culpabilidad de Posada Carriles por el crimen de Barbados. Asesinó a 73 personas a sangre fría. Pero lo que más me impactó fue el informe realizado por el médico forense de Barbados que describe la condición en que se encontraban los restos de una niñita guyanesa: “El cuerpo de una niña de unos 9 años de edad. Sin cerebro …, sólo los huesos faciales, el cuero cabelludo y el resto del cabello. Los pulmones y el corazón destruidos. El hígado y los intestinos destrozados. Ausencia del glúteo de la extremidad inferior derecha. Fractura compuesta de la tibia y el peroné…” Se llamaba Sabrina, y viajaba con su familia a Cuba. Fue una de las 15 personas, cuyos restos pudieron ser recuperados de las aguas de Paradise Beach.
-¿Qué siente ud. al saber que tanto Bosh como Posada murieron libres, sin pagar los crímenes que cometieron?
El terrorismo es abominable. El combate debiese siempre ser en el campo de honor, contra un enemigo capaz de defenderse. No contra civiles indefensos y niñitas de 9 años. Los Estados Unidos pregona ser el líder de una guerra mundial contra el terrorismo, pero la combate a la carte. Persigue a los musulmanes que supuestamente son responsables de terrorismo contra los intereses de EU, pero Washington conduce su guerra utilizando herramientas terroristas. Encarcela indefinidamente a musulmanes en Guantánamo, y los tortura en violación de la ley internacional y su propia constitución. A la vez, protege a los terroristas que ellos han reclutado, entrenado, armado y dirigido. ¿Cuántos otros terroristas mayamenses están amparados por Washington en el sur de la Florida? Posada Carriles era un operativo de la CIA. De acuerdo a su propio abogado, “todo lo que hizo Posada Carriles en América Latina lo hizo a nombre de Washington”. ¿Qué hizo el cliente? La CIA lo reclutó para que participara en la invasión a Cuba en 1961. Posada se incorporó a la Brigada 2506, pero no desembarcó.
Posteriormente, la CIA lo mandó a Venezuela, donde torturó y asesinó impunemente a revolucionarios venezolanos, como jefe de operaciones especiales de la inteligencia venezolana. Fue el autor intelectual de la voladura de CU-455 el 6 de octubre de 1976. Un crimen que mató a 73 personas. Hernán Ricardo, uno de los autores materiales de la voladura del avión, dibujó un diagrama de la organización terrorista que Posada Carriles y Orlando Bosch formaron para realizar la voladura del avión y otros actos terroristas. Se llamaba Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), y Ricardo señaló con su propia letra que la organización estaba dirigida por la CIA.
Nueve días después de la voladura del avión, Fidel Castro anunció que “la CIA tuvo una participación directa en la destrucción del avión de Cubana en Barbados”. Me duele saber que Posada Carriles y Orlando Bosch murieron sin pagar por sus crímenes de lesa humanidad. Este 6 de octubre, millones de cubanos recordamos a las víctimas de Barbados. Como dijo Fidel aquel 9 de octubre de 1973, “lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!” Tenemos memoria.