José Manuel: El momento más relevante de mi juventud fue formarme como orientador político

manolito

«Era prácticamente analfabeto. Sí aprendí a leer y escribir, pero ya muchachón cuando tenía edad de haber vencido la escuela. Recuerdo que cuando fui a entrar a primer grado con trece años, el maestro me dijo que me iba a enseñar, pero no me iba a matricular porque ya no tenía edad para eso. Entonces, sí aprendí, pero no alcancé ningún grado»  relata José Manuel un campesino de San Antonio, Jobabo, que a pesar de no alcanzar grado alguno, después de triunfar la Revolución pudo superarse y llegar a ser uno de los orientadores políticos, primero de las Organizaciones Revolucionarias Integradas, luego del Partido Unido de la Revolución Socialista y finalmente del Partido Comunista de Cuba.

La historia de José Manuel trasciende a Jobabo, fue uno de los hombres que tuvo a cargo intervenir la finca del padre del Comandante Lussón Batlle, en plena sierra, sitio intrincado que para él fue la base de formación política y laboral.

«He tenido muchas experiencias en mi vida, sobre todo en esa etapa de inicios de la Revolución, pero eso fue algo que trascendió. Me midió como hombre y como revolucionario» destaca.

Pero, ¿Qué sucedió para que algo tan simple como llegar a tomar posesión de un enclave productivo fuera trascendental para un hombre como Manolito?

«Recién salía de la formación en una de las escuelas de Orientación Política, ahí fui uno de los más destacados de la graduación, y nos dicen que estaban buscando personal que supiera de campo para hacer un estudio de dónde serían más útiles los caminos que se iban a construir en la sierra y otras zonas de montaña. Había que tener elementos importantes de la utilidad económica y social de esos parajes» explica.

«Eso fue una tarea compleja. No sabía dónde iba a dormir. Solo nos daban una dieta para alimentos y la ropa que traíamos. Dormía donde me cogiera la noche, pero terminamos el estudio, y de ahí fuimos ante las órdenes del coordinador de las ORI en Santiago de Cuba, él me dijo: Manuel, usted tiene la tarea de intervenir la finca del padre de uno de los comandantes del Ejército Rebelde, y tiene que hacerlo con mucho tacto porque es un hombre que aportó a la Revolución, además es complicado de carácter y está armado» dice.

Eso que parecía un torbellino para un joven guajiro de Jobabo, al final resultó ser una sencilla tarea que cumplió al pie de la letra ganándose no solo el respeto y aprecio de la familia del viejo Lussón.

«Fíjese. Yo asumí esa tarea con total seguridad. Llegamos un guardia y yo a la finca, eso quedaba lejos del camino. En áreas del segundo frente oriental. Cuando llegamos, lejos de encontrarnos con lo que nos habían expuesto, nos encontramos con una familia amable, que nos mandaron a entrar inmediatamente a la casa a pesar de que andábamos llenos de fango, y entablamos un diálogo muy cordial» refiere.

«Cuando pasó un rato, dije: – Bueno, al grano- , vengo con la misión de tomar posesión de esta finca en nombre de la Revolución, me asignaron esta responsabilidad. El viejo Lussón, ni se molestó, dijo que si eso era decisión de la Revolución, pues entregaba su finca. También le dije que debía entregar todas las armas que estuvieran ahí. Mire, para hacerle el cuento corto, eso era un arsenal, había fusiles, ametralladoras, pistolas, municiones… y ese hombre con tanta tranquilidad entregó todo sin chistar» sonríe mientras cuenta esta historia que no olvida.

«Después de todo eso, él me preguntó hasta cuando podía quedarse, si tenía que irse inmediatamente. Yo le dije que no, que podía quedarse hasta que quisiera. Pero ya ellos estaban en preparativo para ir a Santiago a una casa que tenían allá. Al final me quedé administrando la finca. Oiga eso era inigualable, producciones de todo, frutas, viandas, café…» manifiesta José Manuel.

Ese entorno le dio a Manolito un aporte significativo en su formación, a tal punto que adquirió suficiente experiencia para lo que vendría unos años después, convertirse en un buen dirigente de base de la ANAP y estar al frente de una de las cooperativas de Jobabo que más éxito económico evidenció, la Nicaragua Libre.

Yaidel M. Rodríguez Castro
Yaidel M. Rodríguez Castro
Máster en Ciencias de la Comunicación. Licenciado en Educación. Periodista en Radio Cabaniguán desde 2010 y editor de la página web Radio Cabaniguán. Atiende los temas relacionados con la Agricultura, Producción de Alimentos, Economía y Desarrollo Local.

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