Jobabo.- A la par de las acciones preventivas para evitar la COVID-19, en Jobabo se desplega una vigilancia exhaustiva dirigido a reducir los riesgos epidemiológicos y proliferación del mosquito Aedes Aegypti, explicó la directora de Salud en este municipio, la doctora Liem Valera Quezada.
En lo que va de junio se solo ha detectado un foco del potencial transmisor del dengue, acumulándose 20 en lo que va de 2020, cifras que denotan una considerable efectividad del trabajo del equipo de lucha antivectorial, pues en esta misma fecha del año pasado el municipio contabilizaba 222 focos, algo no visto aquí en la última década.
La Directora de Salud aclara que en esta etapa lluviosa crece el número de focos y se percibe una cantidad considerable de mosquitos, es por ello que se chequea con más intensidad. Tal es así que en las inspecciones sanitarias se han tomado más de mil 400 muestras del vector adulto, pero solo dos de ellas son de Aedes Aegypti.
Se explicó que en Jobabo se implementa una estrategia de tratamiento con químicos periódicamente a fosas de áreas vulnerables, y se monitorean cada 11 días las manzanas donde anteriormente se han detectado los focos, además de potenciarse la labor educativa para que la familia cumpla debidamente con el autofocal, algo que ya ha dado resultados en otras etapas.
Aunque en esta ocasión no se abordó con exactitud el riesgo que implica el vertimiento de desechos no degradables en el bosque de tecas y alrededores de la ciudad, sí constituye uno de los puntos neurálgicos del enfrentamiento al Aedes, al mismo tiempo que se hace un llamado a no mantener recipientes destapados, sin abatizar y con agua durante mucho tiempo.
En otros momentos se ha explicado las características semiselbáticas de Jobabo, principalmente rodeada de arbustos, hiervas y espacios donde se acumula el agua, fuentes que contribuyen a la proliferación del mosquito transmisor del dengue.