Carencias, dificultades y obstáculos son limitaciones del genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba por más de 6 décadas y que en el sector de la salud ha tenido gran impacto, cuando además enfrentan una pandemia que azota al mundo, la Covid-19.
A pesar de los esfuerzos realizados para garantizar el acceso, la gratuidad y calidad de los servicios de atención, protección y recuperación a todos los ciudadanos, el impacto del bloqueo a este sector es cuantioso.
Niega el acceso a tecnologías médicas que permiten una mayor precisión en los diagnósticos, tratamientos y rapidez en la recuperación de los pacientes. Además, materias primas, reactivos, medios de diagnósticos, medicamentos, dispositivos, equipos y piezas de repuesto necesarios para el mejor funcionamiento del sistema de salud pública.
Esta política, considerada un crimen, también afecta la ejecución de importantes programas nacionales de salud, como el de atención materno infantil, atención al paciente grave, programa integral para el control del cáncer y otros dirigidos a la prevención de enfermedades no transmisibles.
Lo cierto es que no contar con el medicamento o la tecnología idónea para la atención de una enfermedad, en el momento necesario para salvar una vida, causa sufrimiento y dolor.
Pese a la escasez de recursos Cuba sigue adelante en su desarrollo, muestra de ello es la eficiencia del Candidato Vacunal Abdala al 92.28 por ciento, convertido ya en vacuna, lo que evidencia que nada, ni nadie va a detener lo que hemos logrado en tantos años de Revolución.
En medio de estas adversidades que nos impone hoy el bloqueo económico, financiero y comercial, el personal de la salud sigue adelante, brindando lo mejor de sí por el derecho a la vida de cada paciente.