Jobabo.- Poco más de mil 300 hectáreas plantadas en lo que va de campaña de primavera, alrededor de tres cuartos de la totalidad de lo que debía haberse sembrado hasta la fecha no es una cifra mala atendiendo los inconvenientes de lluvias tardías y constantes, sin embargo, los informes más recientes de la agricultura jobabense señalan que todavía los balances de áreas para suplir los compromisos de autoabastecimiento alimentario están muy por debajo de lo que se exige.
La compleja situación de la agricultura después de una sequía prolongada y no pocos problemas organizativos deja una cobertura de algo más de 4 mil hectáreas cubiertas en existencia totales en el municipio, siendo atendidas por este sector solamente 3730 ha, mientras que las necesidades de un desarrollo intensivo exigen al menos cubrir más de siete mil 900, que es lo que permite con rendimientos promedios brindar estabilidad en cosechas para el suministro local.
En esta campaña uno de los cultivos más complicados y con retrasos notables es la yuca que anda por las 729 hectáreas por debajo del plan, y cuyas causas en el retraso se deben a la falta de semillas suficientes, explicaron especialistas del ramo, reconociendo que al igual que el municipio cabecera, Jobabo presenta en este sentido uno de los peores panoramas de la provincia.
Esta situación se debe a la falta de seguimiento al programa de producción y aseguramiento de semillas agámicas, pues no sé cuenta aquí con fincas destinadas a producirlas y la forma tradicional que garantizarse falló por la intensa sequía que golpeó a Jobabo entre los meses de noviembre de 2022 y abril de 2023.
El boniato, otro se los cultivos priorizados corre igual suerte, con estadísticas que sitúan en menos de un 20% la cantidad de tierra cubierta, debiéndole al balance de áreas más de 100 hectáreas e igualmente con un suministro de semillas inestables que encarece la adquisición y por consiguiente los precios de la cosecha, y sobre todo, compromete el futuro de la campaña y la estabilidad alimentaria municipal.
Por otra parte, el plátano corre mejor suerte, que siendo el más afectado por la sequía tiene en existencia casi 600 ha de cultivos, sólo debiéndole al plan unas 390 ha.
Al final de la campaña, cuando cierre agosto, Jobabo debe tener cubiertas casi cuatro mil hectáreas de cultivos varios, una tarea compleja pero que aseguran desde la agricultura puede lograrse si se mantienen las condiciones climáticas.