IRES, el proyecto que pretende remover buena parte del marabú que carcome actualmente miles de hectáreas agrícolas y ganaderas de Jobabo, y convertir esos terrenos en bosques, silvopastoreos y zonas productivas, fue chequeado hoy por representantes de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Intercambio con algunos de los beneficiados estatales y privados por estos fondos y recursos, sirvió para dar una mirada de cerca a las condiciones en que se desenvuelve aquí la fase inicial del programa, cuyo arranque comprende en este año completar la limpieza de uno de los macizos situados al sur del asentamiento de Sao Corojo y dar vida a la reforestación a la par del fomento de la ganadería.
En total, esta área unas 340 hectáreas, de las cuales para este año deben completar no menos de 54, de las cuales ya se mostraron unas 25 roturadas y prácticamente listas para calar las posturas contratadas con otros dos proyectos de desarrollo local, el socioproductivo del Politécnico Manifiesto de Montecristi y el Agroforestal de la Cooperativa de Producción Agropecuaria Nicaragua Libre, del cual está a cargo Carlos Machado, un entusiasta conocedor de los secretos de la silvicultura.
Los representantes de la FAO estuvieron además de en estos dos últimos lugares, en la UBPC 1º de Enero, también beneficiada por IRES, y en la finca de Carlos Pantoja, en El Lavado, campesino perteneciente a la CCS Victoriano Martínez, cuyas condiciones para aportar a los objetivos del programa de resiliencia forestal sin renunciar a la ganadería y aprovechando las bondades de sus conocimientos de agroecología dejaron un prometedor avance.
Otra de las fincas visitadas fue la de la familia Barbán, cerca de la antigua escuela Melanio II, donde casi un tercio de las 15 caballerías estarán destinadas a potenciar el entrelazado silvopastoreo de reses y ganado menor. Allí, además de valorar cuestiones prácticas que implican este tipo de evaluaciones, tanto los responsables de IRES como de la FAO, no escatimaron en mostrar interés por ampliar los tentáculos del proyecto dada las condiciones geográficas del lugar.
Si bien se trató de un chequeo, un tanto diferente a esos tradicionales en que los visitantes se van con breves datos, se habló claro de los recursos, necesarios insumos como motosierras, alambres y hasta de los equipos pesados para remover el marabú de las áreas más cerradas, algo vital para que el futuro del programa vaya más allá del planeamiento.