De la tarea vida se ha hablado poco en Jobabo. Diríamos que la mayoría de los que escuchan el nombre les suena a política y no a un programa de país dirigido a, tal vez, lo más importante que se escapa de la visión popular, la subsistencia.
Y por ese motivo, por causa de un desaliñado interés en tocar a fondo lo del cambio climático, y por el muy acentuado diarismo desgastante de quienes deciden, estamos comprometiendo los próximos años de la gente. Comprometiendo la calidad de vida.
Antes de caer en lo que a mi juicio es más urgente hacer aquí sin recursos y con poco alarde, es necesario decir, que ni los informes ni las reuniones, o los desatinos de voluntad de momentáneos impulsos, van a resolver algo para mitigar tanta tierra saturada de sales por la degradación del manto freático, o para cambiar el marabú por bosques de plantas que aporten más oxigeno y materia orgánica que enriquezcan la tierra, o la gente aprenda a no botar tanta basura en los alrededores del pueblo.
Hay que cambiar del discurso al accionar, de los informes burocráticos repetitivos de una conducta cumplista a la convocatoria veraz de transformar esos lugares grisáceos en jóvenes bosques.
En esencia, ¿Qué urge hacerse en Jobabo? Aquí se pueden hacer movimientos ciudadanos para reforestar los márgenes de los ríos, poblar de bosques los alrededores de la ciudad y los poblados rurales, fomentar especies de plantas de raíces profundas y de follaje amplio, lograr que cada escuela tenga un vivero y los niños sean protagonistas activos en la silvicultura.
Si uno de los principales problemas que tenemos es la sequía, gradual y sistemática, por qué no aprovechar los pocos aguaceros en almacenar el agua para el uso doméstico y las corrientes pluviales en devolver un mayor volumen al manto freático…
Esta ultima idea ya ha sido experimentada en países con situaciones similares, y solo se trata de hacer pozos profundos en sitios bajos, para que el agua que se acumula penetre en el subsuelo y no se pierda por la evaporación…
Hay mucho más que puede hacerse, solo falta el ingenio colectivo, la voluntad de la gente y de quienes ya debieran preocuparse más por la Tarea Vida, un nombre que va más allá esa casual semejanza con consignas políticas.