Juana Fonseca Pérez de Jobabo, Las Tunas, es una de las féminas que enfrentó al cáncer de mama hace 21 años atrás, nos ofrece su testimonio ahora que ya está curada. Lo hace contenta, orgullosa y con la serenidad que le ha dado el paso del tiempo, después de enfrentar con coraje las sesiones de quimioterapia y las de radiación.
«Me detecté las bolitas cuando me estaba bañando en el seno, de inmediato fui al hospital de Jobabo, me atendieron, pero me trasladaron para Las Tunas. En el policlínico Aldereguía me hicieron varias pruebas y detectaron que eran nódulos malignos y me trasladaron para el Hospital Guevara».
«Una vez allí, me atendieron, me pusieron tratamiento y me indicaron las quimioterapias. Alrededor de los seis meses de duro proceso, me trasladaron para la provincia de Camagüey, con el oncológico, estuve un mes recibiendo radiaciones que son radioterapias y después me operaron, me radicaron un seno».
Pensar de manera positiva le ayudó mucho a sobrellevar la enfermedad, asumió como una verdadera guerrera con la premisa de que hay que acudir al médico ante cualquier circunstancia. «Luego me mantuve en consulta por un año, después cada dos, hasta que me dieron el alta médica. Hace veintiún año, me siento bien, he llevado mi vida normal, nunca me he alterado de los nervios ante este problema, a pesar de saber lo que tenía, estoy bien».
«Soy ama de casa y costurera, estuve un tiempo que no pude ejercer la costura, pero me inserté en cuanto pude a mi costuritas. Por eso exhorto a todas las mujeres que se detecten cualquier anomalía en sus mamas que acudan al médico a tiempo, porque todo tiene solución».
Juana lleva su vida normal, se le ve radiante, se siente útil, animada, feliz de incorporarse a la sociedad y agradecida de la medicina cubana. «Llevo una vida normal, junto a mi esposo, llevamos más de 40 años juntos, y el que te radiquen un seno no constituye problema, lo importante es estar vivos. Agradezco al sistema de salud cubano y a la Revolución porque gracias a ello estoy viva y bien, tuve buena atención en cada uno de los hospitales que me asistieron».
Juana Fonseca Pérez de Jobabo, Las Tunas ha resistido tratamientos duros, soportado el miedo con una fuerza asombrosa. Ahora es una mujer renovada, fortalecida, agradecida con la vida.