Las Tunas.- Ante la difícil situación económico financiera que tiene Cuba, agravada por la crisis sanitaria asociada a la enfermedad Covid-19 y el recrudecimiento del bloqueo estadounidense, la provincia de Las Tunas impulsa la producción de alimentos con el apoyo de sus expertos, la aplicación de prácticas agroecológicas y el uso de la ciencia y la técnica.
Precisamente, la generalización del quehacer científico ocupa a varias personas naturales y entidades del sector agropecuario, las que desarrollan numerosos objetivos, como parte de la proyección de la actividad hasta el año 2030.
Una de las prioridades es la producción y certificación de semillas agámicas, botánicas y biotecnológicas, con las que se impulsen las diferentes campañas de siembra. De manera especial atienden los renglones de raíces y tubérculos, pastos y forrajes, elementales para la alimentación humana y animal.
En tiempos en los que disminuyen las importaciones, el desarrollo científico prioriza el cultivo de maíz, soya, sorgo y yuca, así como forrajes y plantas proteicas con destino al balance de alimento animal, lo que impulsará la producción local de piensos y otras fuentes alternativas de nutrición para cabras y carneros, conejos, cerdos y aves.
En las unidades habilitadas con ese fin, se prevé la fabricación de bioproductos y la elaboración de medicamentos de uso veterinario; a la vez que incentivan la siembra de plantas medicinales en fincas estatales y privadas para la entrega de sus partes a los laboratorios especializados en Medicina Natural y Tradicional.
Igualmente se estimula el uso eficiente de los recursos naturales como el suelo, el agua y la energía, la informatización y automatización de los procesos agroindustriales y el incremento de la capacidad de procesamiento, acopio y distribución para el abasto al pueblo, los turistas nacionales e internacionales y la exportación.
En los ocho municipios tuneros, la ciencia y la técnica se aplican también en la implementación del Plan de Estado para el Enfrentamiento al Cambio Climático, con el propósito de transformar el uso de la tierra por la elevación del nivel del mar y la recurrente sequía, aumentar la reforestación, mejorar las condiciones de los suelos e introducir variedades resistentes a nuestro clima.
Entre las tareas pendientes se incluyen la gestión de riesgos de desastres, los servicios de Agrometeorología, la gestión y el desarrollo cooperativo y el perfeccionamiento de los Sistemas de Innovación, Asistencia Técnica y Extensión Agraria, según las diferentes formas productivas que existen actualmente.