Desde que se cerró en 2015 la presa El Lavado debido al vertimiento de cianuro por parte de la geominera Golden Hill, y luego, el descubrimiento de que sus aguas contenían metales pesados se han realizado exámenes sistemáticos para valorar las posibilidades de aprovechamiento en alguna actividad económica.
Aunque no en todo los casos los niveles de contaminación están por encima de las cifras permitidas, las decisiones para, por lo menos, aprovechar sus aguas en el abasto al ganado, se ha prolongado demasiado y hasta ahora no había una aclaración al respecto.
En diálogo con Mirtha Odalis García Rojas, delegada de Recursos Hidráulicos en la provincia de Las Tunas, respondió a interrogantes que incluyen la situación actual de esta fuente de abasto (en estos momentos muy por debajo de sus niveles de capacidad) y la causa de que no hayan realizado inyecciones sanitarias al río Jobabo.