“Los administradores se dejan robar en sus bodegas…”, esta afirmación que con demasiada frecuencia sueltan así por así dirigentes y funcionarios en espacios de debate organizacionales es demasiado seria, y falta de análisis coherente, como para que la sigan empleando en todos los casos de los robos que sacuden no pocas tiendas de víveres cada año en #Jobabo.
Yo siempre he sido un crítico de la mala gestión del sector comercial y gastronómico, pero sería ingenuo y poco ético culpar a los administradores por la generalización de un delito que tiene, en el contexto actual, un desenlace complicadamente fatal para los consumidores y para los propios trabajadores de las unidades en cuestión.
Hay disímiles elementos que hay tener en cuenta para analizar los robos de bodegas:
Administrativo: Bien es sabido que la mayoría de las bodegas están en muy malas condiciones estructurales, y las que tienen medianamente bueno el inmueble, carecen de sistemas de seguridad modernos (ni soñar con alarmas automatizadas), muchas no tienen sistemas de vigilancia profesional (los llamados custodios), y no existe un programa que a la par de las pocas reparaciones que se hacen, contemplen todas las posibilidades que implica la seguridad de los activos que están dentro.
Desde la dirección de Comercio y Gastronomía, durante años, porque se trata de un fenómeno viejo, aunque agudizado últimamente, se han enajenado de las prioridades que implica la seguridad de los locales y evaluar, donde sea factible, necesario, contratar vigilancia profesional, por lo tanto han dejado esa carga a los “inventos” que hagan los administradores y la colaboración comunitaria con las organizaciones de masas (que se sabe, no es funcional en la mayoría de los casos)
También se han amparado en un texto de resolución ministerial, que a mí opinión, es controversial, eso de “al administrador que roben en su bodega, sancionarlo” sin analizar con profundidad que, independientemente de otros problemas, son gente que tienen sus propias casas, familias, y que lógicamente no pueden pasarle la noche velando la tienda que administran.
Desde el gobierno municipal tampoco se enfocan análisis que deriven en soluciones concretas al asunto del cuidado de las bodegas, yéndose igualmente por la omnipresente “responsabilidad de los administradores”, cuando existen decenas de variantes viables.
Social-comunitario: Es sin duda alguna un factor decisivo, pues ¿Dónde conviven los ladrones? ¿Dónde venden lo que se roban? Sin embargo, es imposible negar que las carencias derivan en la permisibilidad colectiva. También existe una tendencia a que, denunciar a alguien se le califica automáticamente en el argot popular de “chivatería”, y esto está dado por falsos conceptos de interpretación cultural, y por un abandono prácticamente masivo de la responsabilidad colectiva como fin social.
Además, dejar a la colaboración comunitaria la vigilancia, no solo no surte efecto en todos los contextos y demarcaciones, sino que se han dado casos muy puntuales de personas que haciendo su guardia en el CDR (cuidando los bienes públicos), los ladrones que por supuesto, no descansan y se valen de la perseverancia, les han robado en sus viviendas. Y eso tiene un efecto nocivo en la responsabilidad ciudadana.
Penal-coercitiva: Sería injusto no reconocer que la PNR ha actuado con agilidad ante los robos en las bodegas, en la mayoría de los casos han capturado a los delincuentes o parte de ellos, pero fallan algunos elementos como la actividad preventiva, el control efectivo del potencial delictivo, el asesoramiento y control en materia de seguridad, la exigencia a la administración (enfatizar que es a la dirección de Comercio, a buscar alternativas para proteger los locales)… y abandonar el concepto de que los robos se generan por el poco cuidado de los locales y que no depende en todos los casos de la gestión de los administradores de las bodegas.
Un punto clave es el ladronismo ha crecido, por decenas de causas sociales, culturales y económicas, y que el trabajo coercitivo tiene que ser más riguroso, y en ello entran a depempeñarse otros órganos como Fiscalía y Tribunales, vamos, en palabras concretas -Hay que ser más rigurosos con los ladrones -.
Hay soluciones que hasta el momento no he visto en ningún caso, como el de usar la colaboración entre entidades estatales, por ejemplo: tenemos una bodega al lado de una escuela ¿No sería viable para Comercio negociar con educación asignarle a su guardia profesional la custodia de la tienda abonando le un incremento salarial ? Igualmente pudiera hacerse con otras entidades que tienen locales aledaños a las bodegas compartiendo los gastos salariales y lógicamente pagando un incremento en la nómina para que estimule a ese hombre a hacer bien si trabajo.
Me parece que hay que pensar en soluciones, soluciones efectivas y no seguir haciendo análisis banales en reuniones que solo buscan culpables donde casi nunca están, o representantes institucionales culpándose unos a otros.
Esa historia de descargar la culpa en los administradores solo me queda compararlas con un robo en una vivienda de una familia que haya salido de viaje ¿Es culpa del morador por no dejar a alguien de guardia? Seamos coherentes ¡Sí!
Es un error garrafal
Es necesario valorar mejor el tema