Damaris Acosta lleva casi tres años en Venezuela. Allí, en los cerros de una ciudad caribeña, con el sol tan fuerte como en Cuba, recorre los barrios, de casa en casa, pesquisando. Ha tenido que alternar su profesión de Estomatóloga con esta necesaria actividad preventiva para identificar cualquier indicio de la COVID-19.
Las anécdotas son innumerables, y experiencias, ¡Vaya! demasiadas, como para escribir un libro. Lo cierto es que presta un servicio de incalculable valor para la salud de los venezolanos, y eso, a la larga se agradece.
Ella siente satisfacción por su trabajo, y se nota en la forma en que cuenta algunas de sus vivencias, especialmente de lo que sucede por estos días allá.