Washington, 22 ago (Prensa Latina) Los aliados de Estados Unidos están preocupados por su seguridad tras la retirada de Afganistán y que eso pueda ocurrir algún día en su país, comenta hoy el diario The Hill.
La salida de los militares norteamericanos está provocando un efecto dominó de preocupación entre los aliados que dependen de Washington para su protección militar, aseguró el diario.
Esos temores aumentaron en lugares como Taiwán, donde el respaldo estadounidense contiene los derechos de China sobre ese enclave que consideran parte de su territorio.
Como muestra de cómo se ha desatado la ansiedad, el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, se enfrentó esta semana a preguntas sobre lo que significa la retirada de Afganistán para Israel, Corea del Sur y Taiwán.
Sin embargo, el presidente Joe Biden y altos funcionarios de su administración se pusieron a la defensiva, insistiendo en que su país respalda sus compromisos.
Sullivan, en una sesión informativa con periodistas, argumentó que los 20 años de compromiso con Afganistán ponen de manifiesto la voluntad de su país de apoyar a sus aliados, pero que finalmente llegó el momento de que el pueblo afgano ‘se defienda por sí mismo.’
‘Creemos que nuestros compromisos con nuestros aliados y socios son sacrosantos y siempre lo han sido’, dijo Sullivan.
‘Creemos que nuestro compromiso con Taiwán y con Israel sigue siendo tan fuerte como siempre’, ratificó.
El portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, reiteró que su país cumplirá sus deberes, sin embargo, la cuestión de los compromisos y la credibilidad de Estados Unidos, es particularmente premonitoria para Corea del Sur, Taiwán y Japón, donde las asociaciones militares son vistas como un baluarte frente a China.
En una oportuna coincidencia, el Departamento de Estado anunció el viernes que su enviado especial para Corea del Norte, Sung Kim, viajaría a Corea del Sur en los próximos días para demostrar la estrecha coordinación entre Washington y Seúl.
La retirada de Vietnam demostró a los surcoreanos que Estados Unidos no era un aliado creíble y que, a la hora de la verdad, podría traicionarlos a ellos también, señalaron expertos citados por The Hill.
Al respecto, Michael Green, un experto en asuntos asiáticos en la administración de George W. Bush, dijo que la forma en que se está desarrollando la evacuación de Afganistán, junto con una aparente falta de consulta entre los aliados antes de que comenzara, probablemente ha ‘puesto nerviosos’ a los funcionarios de Corea del Sur, Taiwán y Japón.
Sin embargo, la visita iniciada al sudeste asiático, Singapur y Vietnam, por la vicepresienta Kamala Harris, pudiera intentar reforzar el compromiso estadounidense con los socios de la región y su firme posición.
Manipulación medicamentosa de paciente con COVID-19 en la Sala B del Hospital 14 de Junio
Demasiadas malas emociones en una semana. Desde el rostro imborrable de un paciente agonizante suspirando su último aliento de vida hasta la dolorosa noticia de un amigo fallecido, son sentimientos difíciles de describir que lastran la positividad de cualquiera ante una enfermedad que demanda mucha comprensión colectiva y requiere esa sensibilidad entretejida por lazos de articulación social.
La COVID-19 mata, así de sencillo; mata y deja no pocas secuelas a los que transitan por un estadio grave o moderado del padecimiento, confirman decenas de pacientes que ya han superado la enfermedad y sienten indudablemente ese temor por el resto de los que aun seguimos sin contagiarnos.
La consulta de Infecciones respiratorias agudas ha visto un aumento significativo de personas con síntomas asociados a la COVID-19 y la positividad de los exámenes están por encima de lo que se pronosticaba. Igualmente, existe acumulación de personal a la entrada y ello puede conducir a un contagio
El virus anda en la calle, se calcula que haya decenas de asintomáticos transmitiéndolo y es ahí donde debe cortarse la cadena, insisten constantemente los epidemiólogos locales en los intercambios diarios que se realizan para coordinar el quehacer de enfrentamiento.
Jobabo ha ido subiendo, más contagios confirmados y sin confirmar aún, más personas a diario viviendo el sosiego de una espera por su resultado, más estrés en hogares y centros de aislamiento, pero también, una prevención que no alcanza la efectividad que requieren las circunstancias actuales, eso se ve a simple vista. Y ello vuelca esa tensión a un sistema sanitario casi saturado, donde la balanza entre la vida y la muerte recae en hombres y mujeres con rostros anónimos que también lloran cuando ven un paciente agonizante o se muerden los labios de impotencia cuando no pueden salvarle.
«Lo más doloroso para un médico o una enfermera es perder a un paciente» dice con los ojos aguados y la voz entrecortada una doctora, quien al mismo tiempo siente ese alivio que renueva el alma cuando tiene llenar la documentación del alta a una muchacha de 30 años que satisfactoriamente ha superado la COVID-19.
Doctor Eudani Salinas
«¿Qué decirte? Que la mayor satisfacción que tengo es cuando veo, cuando voy sintiendo que la gente se recupera y que ya sale de la parte más riesgosa de la enfermedad. Eso da ánimo a seguir con más fuerza luchando por la vida» expresa el Doctor Eudani Salinas, con el rostro visiblemente agotado luego de una guardia de 24 horas en la Sala B del Hospital 14 de Junio de Jobabo.
Sala B adentro
Es precisamente en este espacio con capacidad para 30 personas donde se vive la mayor tensión, pues se trata de la sala donde se remiten los pacientes con mayores riesgos luego de ser confirmados con el SARS-CoV-2. Aquí está la línea defensiva más fuerte entre la prevención y la otra parte más crítica: Terapia Intensiva.
Escuche el reportaje en su versión radial:
«Es una atención constante. Vamos a cada cama monitoreando el estado de ánimo de los pacientes, conociendo cada detalle de su sintomatología, preguntando qué se sienten, qué necesitan, viendo cada posibilidad que podemos poner en práctica para aliviar los síntomas, estabilizar las otras patologías que tengan y que son indudablemente un posible riesgo para quienes contraen la COVID-19» Explica la Doctora Edelis Naranjo López.
Doctora Edelis Naranjo
«Al principio fue un poco más difícil porque es una sala que se abre nueva (hace un mes), había menos experiencia, hay que irse acostumbrando, al principio carecíamos de algunas cosas que ya hoy se han estabilizado, que han entrado; por lo menos en la disponibilidad de medicamentos para el tratamiento básico no tenemos problemas, excepto el oxígeno, que no es suficiente, todo lo demás está disponible», refiere la joven galena.
Un recorrido por los cubículos, viendo rostros optimistas, con buenas y malas experiencias en su trayecto por las instalaciones sanitarias de Jobabo dejan un frescor de reconocimiento a quienes ahí, en ese no tan pequeño rincón del hospital jobabense también se juegan su vida para salvarles.
La limpieza es uno de los aspectos que destacan los pacientes hospitalizados en la sala B, y en sentido general esta ha sido una de las principales prácticas en el Hospital de Jobabo
Yaimara Pupo y Javier Rondón, un matrimonio residente en el asentamiento rural de Pozo Salado estaban ingresados en la Sala B, sus opiniones acerca del servicio: excelentes.
«Nos han atendido muy bien. Médicos y enfermeras muy atentos, todo el tiempo pasan y preguntan, nos miden la temperatura, el pulso, nos reiteran que llamemos si nos sentimos algo, y ya después del tratamiento me siento muy bien, casi estoy de retorno a mi casa» dice Yaimara.
«Yo si tuve síntomas. Dolor de cabeza, fiebre, dolor en el cuerpo… pero no me falto en ningún momento la atención y el medicamento. Aquí en esta sala hay una buena atención. El personal es muy atento, una limpieza impecable. Ya recibí las tres dosis del Interferón y he mejorado bastante, me siento mucho mejor» insiste Javier, quien espera sin impaciencia volver pronto a su hogar.
Esa misma percepción la tienen Francisco Madruga y Florángel Santiesteban, quienes compararon la atención que recibieron en el centro de aislamiento y otra sala del propio hospital, y cómo aquí han revertido ese mal sabor de insatisfacción que tuvieron.
También está la buena experiencia de Belkis Hernández Aquino, una jobabense que ingresó aquí junto a su padre de 96 años, ambos positivos a la COVID-19.
Belkis Hernández paciente con COVID-19
«Yo estuve antes en un centro de aislamiento y hay que reconocer que con la situación que tiene el país las condiciones no están tan malas. Cuando vine para aquí para el hospital es incondicional la atención, desde la limpieza hasta la asistencia médica» declara.
«Es una atención, una asistencia, qué te hace falta, qué te sientes… la forma de ser de los médicos es maravillosa, de los asistentes, de las auxiliares, de los enfermeros, todos son atentos. Si pides algo, ahí están para complacernos. Un día le pedí a la compañera de servicios que le pasara un paño a la tasa para sentar a mi padre, y eso fue con un amor que acudió, que no hay palabras para describir esa dedicación que tienen» dice con orgullo.
Pacientes descansando luego de ser medicadas en la Sala B
Y en esencia, es real que en la Sala B es insuperable la atención, realmente fue imposible sacar una opinión negativa de ese servicio, por lo menos de lo que es más importante: la sensibilidad y dedicación de quienes salvan vidas.
Lo más cercano a una insatisfacción fue un ligero bache que hubo el pasado fin de semana con la disponibilidad de Interferón, sin embargo, en menos de 24 horas ya los pacientes tenían el pinchazo del potente fármaco que fortalece el sistema inmunológico. Aun así, destacan que no faltó la información, las aclaraciones… «Una buena comunicación ayuda mucho» refiere Daimara Pérez Fonseca, ingresada junto a su hijo.
¿Qué tiene la Sala B entonces que la hace tan especial? «Es control constante, es llegar cada día aquí, recorrer los cubículos, conversar con los pacientes y acompañantes, preguntarles sus inquietudes, chequear que se estén cumpliendo todas las indicaciones médicas, es revisar el uso que se les da a los medicamentos y no perderse ningún detalle del proceso asistencial» responde la Licenciada Yadimir González Vega, enfermera Jefa de Sala.
Y no es que no haya carencias ahí en la Sala B, principalmente lo que más golpea es el oxígeno, vital para la reanimación de los pacientes con agravamiento de síntomas respiratorios, reconoce la Doctora Yaneysi Lozada Sánchez, Directora de Salud en Jobabo.
La institución hospitalaria demanda más de 10 botellones diarios como mínimo, pero la disponibilidad solo permite entre cinco y seis cilindros por jornada. Es por ello que, si bien se reconoce que la sala B es la primera línea contra la muerte de las personas contagiadas, resulta triplemente necesario la vitalidad, funcionamiento, organización y articulación del resto de los servicios asistenciales de prevención y tratamiento.
Los pacientes que comienzan con sensación de falta de aire en su mayoría requieren de oxígeno y en algunos casos de una intubación, método mucho más agresivo.
¿Qué se dice más allá de la sala B?
Desde la todavía insuficiente percepción de riesgo que va subiendo la parada en contagios que acumula en los primeros 20 días de agosto más de 200 casos positivos confirmados (el doble de todos los meses anteriores de pandemia), hasta la necesaria coherencia en el quehacer organizativo son cuestiones que demandan atención por el grupo multisectorial que coordina el enfrentamiento de la COVID-19.
«Necesitamos más atención, que haya más apoyo de los dirigentes» expresa el enfermero Eider Chacón Santiesteban.
No fue necesario salir de la Sala B para encontrar opiniones contrapuestas. Si bien el jobabense Francisco Madruga elogió el trabajo de los galenos que le atendían en ese momento cuestionó sin tapujos la labor que se lleva a cabo en el Centro de Aislamiento situado en el Politécnico Manifiesto de Montecristi.
«Me disgustó mucho la atención allí. Me sentí mal, tuve que mandar a buscar varias veces al médico, no tenían ni pastillas ni nada, tuve que empezar a sentirme mal si no ni me traen hasta aquí (a la Sala B). También en la otra sala puede ver algo que me molestó mucho: un hombre con una sonda puesta, pidió agua y al otro día fue que le dieron agua. Aquí es otra cosa, muy diferente» explica.
Florángel Santiesteban, del asentamiento de San Antonio, también tuvo su encontronazo antes de caer en la Sala B, y como él, otros pacientes han contado sus buenas y malas experiencias.
Pero, de todo ello, lo más preocupante es el Centro de Aislamiento en el Politécnico, que en realidad es la primera línea de combate por la vida una vez siendo contacto, o sospechoso o positivo a una tira rápida. En esa instalación, no pocas veces saturada de personas, se requiere más control y organización, y más personal asistencial y de servicio.
Desde que abrió el centro de asilamiento una buena parte de las labores de servicios las realizan voluntarios de diferentes sectores, pero al prolongarse tanto tiempo y crecer el número de personas aisladas hoy se requiere de más personal que asista a prestar su apoyo.
Problemas de limpieza, insuficiencias en la atención médica, mala clasificación para ubicar a los pacientes, falta de comunicación… todo ello ha sido de una u otra forma exteriorizado por no pocos comentarios. Y quejas, claro que han existido quejas, unas bien tratadas y otras pendientes.
Pacientes aislados en uno de los bloques de albergues del Politécnico Manifiesto de Montecristi de Jobabo
«Me preocupa mucho que uno llega aquí a veces con síntomas y no te aplican nada, no te dan ni siquiera un cocimiento o una pastilla, nada, solo cuando se confirma el PCR que trasladan a uno de lugar es que comienza el tratamiento y eso es tiempo perdido, más cuando se sabe que los resultados están retrasados» comenta una paciente aislada.
Otro ejemplo viene de un grupo de trabajadores del Banco de Crédito y Comercio, aislados ahí en espera de un resultado que se les aseguró no pasaría de seis horas y transcurrieron seis días sin la debida respuesta, ni siquiera una explicación. Finalmente resultaron positivos, conocimos de última hora.
A ello se suma una llamada telefónica de un familiar preocupado por la cantidad de pacientes para solo dos médicos de guardia. El que sabe de medicina es consciente que resulta imposible que un médico pueda atender con calidad a 70 u 80 pacientes, la mayoría de las veces sin los medios de protección necesarios.
«No pocos análisis han sacudido algunos problemas, a todos los niveles, y comprendemos que los médicos lo están dando todo, pero quedan muchos problemas, unos que son nuestros porque debemos ser más responsables, y otros que requieren más que de recursos, de coordinación aquí en el municipio, que quienes dirigen entren a la zona roja a ver qué sucede, que conversen con los pacientes y con el personal de salud, y así salen muchas mejores ideas para que la pandemia no nos trague» refiere un paciente.
«No es secreto para nadie que los protocolos en la atención al paciente van sufriendo cambios, en el caso del centro de aislamiento para sospechosos de baja complejidad se mantiene en primer lugar la observación (en la aparición de signos y síntomas de gravedad) seguido del tratamiento sintomático y de base de aquellos que tienen patologías compensadas, hasta el resultado del PCR donde cambian de categoría y son trasladados o dados de alta. El tratamiento con Nasalferon e Interferón se está conservando solo para pacientes de alta complejidad y confirmados» explica la directora de Salud.
La escasa disponibilidad de medicamentos en la red de farmacias, y algún desenchuche en el tratamiento a los pacientes aislados repercute en opiniones negativas de la atención médica
Lo más importante es la prevención, cortar los contagios, pero ahora mismo, la cadena es larga y hay más de 200 PCR pendientes. Entonces, lo que resta, aparte de intensificar la prevención, es lograr que todo fluya con agilidad en los centros de aislamiento, los diferentes servicios médicos a pacientes confirmados y que se tome esa experiencia que conduce muy bien la Sala B, pues no se concibe que las comparaciones inclinen la balanza a un solo lugar cuando debería mantenerse en equilibrio. Más, cuando la vida de la gente está en riesgo constante y el personal médico está respondiendo a pecho limpio.
¿Conoce usted el protocolo de ingreso domiciliario?
Treinta y nueve pacientes de Jobabo fueron diagnosticados con COVID-19, informó hoy sábado el Doctor Francisco Durán en conferencia matutina de prensa, para un acumulado de 434 casos al municipio en el año en curso, 429 autóctonos, y cinco provenientes del exterior.
La Licenciada en Higiene y Epidemiología en la localidad, Yanetcy Díaz Tejeda, informó que de los nuevos diagnósticos siete residen en el reparto Manuel Ascunce (Los Solares), tres de sexo femenino, de 37, 34 y 17 años de edad, cuatro del masculino, de 37, 31, 26 y 21 años de edad, contactos de casos confirmados previamente.
Otros seis residen en el Batey ll, dos de sexo femenino, de 48 y 30 años de edad, cuatro del masculino, de 59, 56, 10 y 9 años de edad, contactos de caso confirmados con anterioridad. En el Batey l habita un paciente de sexo femenino, de 51 años de edad, contacto de caso confirmado.
En Argentina Sur residen seis pacientes, tres de sexo femenino, de 53, 38 y 23 años de edad, tres del masculino de 53, 46 y 41 años de edad, contactos de caso confirmado anteriormente. En Zabalo habita un paciente de sexo femenino, de 64 años de edad, contacto de caso confirmado.
En Viet Nam residen cinco pacientes, tres de sexo femenino, dos de 50 años de edad, uno de 40, dos de sexo masculino, uno de 24 años y uno de 9 meses de nacido. En los sitios habitan dos pacientes de sexo femenino, de 40 y 16 años de edad, contactos de caso confirmado previamente.
Tres de los restantes pacientes residen en el pueblo, dos de sexo femenino, de 44 y 40 años de edad, uno de sexo masculino, de 40 años de edad, contactos de caso confirmado. En Argentina Norte habita un paciente, de sexo masculino, de 38 años de edad, contacto de caso confirmado.
En el reparto azucarero residen dos pacientes, uno de sexo femenino, de 21 años de edad, uno del masculino de 42 años de edad, contactos de caso previamente confirmado. En la zona rural del 9 reside un paciente, de sexo masculino de 31 años de edad, contacto de caso confirmado.
En las Tablas residen dos pacientes, uno de sexo femenino, de 49 años de edad, uno de masculino, de 46 años de edad, contacto de caso confirmado con anterioridad. En Las Margarita l y La Porta del Moro residen dos pacientes, uno de sexo femenino, de 52 años de edad, uno del masculino de 70 años de edad, uno contacto de caso confirmado y otro sin fuente de infección precisa.
En el control de los focos han declarado hasta el momento 179 contactos estrechos ya aislados para los estudios y el seguimiento adecuado. Precisó la especialista.
La que añadió que se mantienen 73 pacientes activos, ocho del Pueblo, siete de Los Solares, seis Batey 2, dos Batey l, dos de los sitios, seis de Argentina Sur, tres de Argentina Norte, dos del Seis, seis de Viet Nam, dos de Pozo Salado, cuatro del reparto azucarero, dos del médico, cinco de Margarita carretera, uno de Ojo de Agua, dos de Las pelonas, uno de Sirven, cuatro del 55, dos de Las Tablas, uno del nueve, uno de la Porta del Moro y uno de Zabalo.
Además de 95 personas en observancia en centros de aislamientos, 59 en el politécnico Manifiesto de Montecristi del municipio y 36 en la escuela especial 13 de marzo, estos últimos, catalogados positivos de mediana complejidad, con una evolución estable de la enfermedad.
Diaz Tejeda insiste en la disciplina y responsabilidad de los jobabenses como método eficaz para ganarle la batalla a esta pandemia que cada jornada cobra tantas vidas.
Con 53 años de edad, sana y sin patologías previas, la jobabense Jacinta Rodríguez López siempre pensó que contagiarse por Covid-19 sería algo pasajero, como muchos consideran. Sin embargo, no por eso escatimó esfuerzos a la hora de cuidarse y protegerse. Además, como costurera del taller de confecciones Melissa, debía extremar las medidas por sus compañeros, hijo y por ella misma.
Pese a todo, la agudeza de este virus, dio con ella y la contagió. Después de trece días, sigue con algunas secuelas.
Los primeros síntomas, cuenta, «fueron dolor de garganta, en las articulaciones, cabeza, cerebro y las piernas, algo leve que no me hizo alarmar y asocié con un simple empacho, sin pensar que fuera esta enfermedad tan terrible».
A pesar del malestar asistió a su centro laboral, «algo que no debí hacer ya que ponía en riesgo la vida de otras personas» Su estado de salud fue empeorando, «comencé a sudar frío, el dolor de cabeza se agudizó, perdí el conocimiento y me trasladaron hacia el servicio de urgencia del Hospital 14 de Junio del municipio, donde me realizaron el test rápido, el cual fue positivo, y me trasladaron de inmediato al centro de aislamiento el Politécnico, de allí, mejor no hablar», agregó.
«Al llegar el resultado del PCR, justamente al 5to día que confirmó el positivo por Covid-19, me trasladaron hacia la escuela especial 13 de marzo, donde recibí una atención maravillosa por parte del personal del sector de la salud, muy agradecida de los médicos que mostraron preocupación por todos los pacientes. Además, del trato, daban aliento para ganar fuerzas ante la terrible enfermedad».
La Covid_19 no la recomienda a nadie, «deja muchas secuelas, dolor en las piernas, articulaciones, razón por la que no se deben descuidar ni un tantico las medidas de bioseguridad».
Desafortunadamente, en casa no fue la única contagiada «mi esposo, hijo, cuñada, hermana y sobrina, también fueron víctimas de esta terrible enfermedad, algo que me inquietó mucho porque tres de ellos son diabéticos».
Por fin, pudo irse a casa. Todo parecía ya más normal cuando a los tres días, aparecen unos dolores agudos musculares, «sobre todo en las piernas y cadera. No me quiero ni acordar, me impedía dormir», comenta Jacinta, es de los síntomas más dolorosos que recuerda, aunque a los días van desapareciendo.
En estos momentos continua con seguimiento por parte del médico de la familia y especialistas «el personal de salud nos visita todos los días, me preguntan cómo me siento muy atentos, por mí y mi familia».
Jacinta no quiere dejar pasar la ocasión de dar gracias a todo el ejército de batas blancas, a los que batallan a diario en esta lucha por la vida y le trataron y cuidaron, «solo tengo palabras de agradecimiento, estaban pendientes constantemente de mi estado y de todos allí, arriesgando sus vidas a favor del bienestar de las personas. Han sido un apoyo muy importante».
Tampoco deja de advertir a toda la población en general de la gravedad de esta pandemia «que sigamos siendo responsables, adoptando todas las medidas de protección que están a nuestro alcance, sin dejar de bajar la guardia y sobre todo proteger a los niños».
Historias como la de Jacinta se repiten a diario en muchas familias, que, a pesar de ser común en estos tiempos, no dejan de ser tristes.
El dolor sobrepone todas las cosas imaginables, confirmado o no, la COVID-19 ha borrado el aliento de un hombre incalculablemente extraordinario, lleno de iniciativas y con un largo historial de sacrificio al servicio de la ciencia cubana y mundial, un científico jobabense padre de la ornitología y la herpetología, y emérito merecedor del aprecio y respeto de quienes tuvimos la oportunidad de estar en no pocas ocasiones a su lado, ha muerto el Doctor Manuel Alonso Tabet, biólogo de amplia trayectoria fundador del Refugio de Fauna Monte Cabaniguán y principal impulsor de la conservación de la biodiversidad en ese rincón situado al sur de Jobabo.
Si hoy Monte Cabaniguán es de esos lugares donde la belleza natural se conjuga con el deseo de hacer ciencia y darle una oportunidad a decenas de especies de la flora y la fauna que coexisten y se resguardan de la desmedida depredación del hombre…es precisamente, gracias la dedicación de más de 30 años de la vida de este grande la ciencia.
Y es que, por suerte y empeño, ha salido muy bien ese sueño de lograr que un puñado de hombres y mujeres que desde la década de 1980, enamorados de la naturaleza le siguieran en su travesía para hacer de la ciénaga su más preciado tesoro, convirtiéndola en su casa, hasta llevar al plano internacional los valores de un sitio con incalculables significaciones en el plano medioambiental, científico e histórico.
Además de la capacidad de Manolito de liderar ese empeño por hacer de monte Cabaniguán una de las Áreas Protegidas más importantes de Cuba y toda América, pudo sumar a un buen grupo de científicos locales, que se fueron superando y conocen al detalle cada rincón de esas más de 14 mil hectáreas de pantanos, manglares, bosques y sabanas, incluso, su hija Yairén Alonso es una de las más empeñadas en ese equipo al que él mismo bautizó como todólogos por sus capacidades de hacer de todo.
El promotor principal de esa travesía hacia lo que es hoy Monte Cabaniguán tiene un nombre pronunciable, un rostro que vibra, un eterno enamorado por excelencia de la ciénaga, el Doctor Manuel Alonzo Tabet (Manolito).