Agradezco a la Revolución Cubana, a Fidel, por la formación de grandes profesionales de la salud que gracias a su labor incondicional, hoy estoy viva. Así lo manifiesta Obdulia Garcés Reyes de Jobabo, Las Tunas, que hace cuatro meses estuvo a punto de perder la vida a causa de una terrible enfermedad.
« Desde que vine al hospital se me diagnosticó Dengue, a los días me dan el alta médica, pero en la casa continué con las molestias, regresé al médico, y fui remitida para Las Tunas».
«En Las Tunas es donde me pongo grave, gravísima, se me comprobó la enfermedad conocida como Grillet Barred, me dio una parálisis. Pero los médicos fueron maravillosos, lo mismo los de aquí, que los de las Tunas». Expresó Obdulia, mientras una lágrima brotaba de sus mejillas.
«El medicamento que requería no aparecía, ni siquiera en Italia donde vive mi hija lo pudo resolver, pero con la gracia de dios fueron encontrados, momentos tristes de desesperación».
La esperanza de vivir para Obdulia estaban en las manos del personal de la salud, en especial reconoce la labor de los de la sala de rehabilitación integral de Jobabo, donde acudió en silla de ruedas «Al terminar el tratamiento médico, solo restaba recibir los servicios de la sala de Rehabilitación Integral, es aquí donde comienzo a vivir de nuevo, con un trato incondicional».
«Recibí servicio con las agujitas, magneto local, masajes, ejercicios, ozono y gracias a todo me siento muy bien, agradecer al personal de esta institución hoy puedo andar».
«Yo en mis inicios pensé que no estaría viva, porque los médicos me daban solo horas de vida, gracias al personal de la salud, a la Revolución Cubana hoy puedo incorporarme a la sociedad, si fuera en otro país, cada servicio hubiera sido pago, sin embargo aquí no se pagan, solo se agradece, gracias, mil veces gracias, Fidel».
Para Obdulia Garcés Reyes de Jobabo, Las Tunas, no hay mejor obra humana que la que realiza el personal de la salud, porque ellos son los que saben batallar por una vida, por muy difícil que sea el camino.