«Tengo un pedacito de tierra. Tengo una casita allí, mis animalitos, siembro mi pedacito y sobrevivo así» relata Inés Reyes Reyes mientras empujaba una carretilla cargada de tallos de plátano para picotearla a los cerdos y los carneros, y de ahí ponerse a cobijar un ranchito que tiene en el patio.
«Es un pedazo sembrado de yuca, maíz, calabaza, melón… todo es a ¨jan¨ y a azadón, pero lo tengo, y fuerzas no me faltan para atenderlo y mantenerlo todo limpio. Esa es la lucha diaria. Que sea mujer no me impide trabajar la tierra y hacer todo lo que pueda por el bienestar mío y de mi familia» dice esta mujer que reside hace tres años en el asentamiento rural de Las Tablas pero es oriunda de la zona de Ciruelito.
«Yo lo mismo hago un corral que cobijo un rancho para los animales. Lo importante s estar activa y hacer de todo. Para tener las cosas hay que sacrificarse y no dejarse vencer por las circunstancias del momento. Una tiene que ver lejos, mirar adelante siempre» comenta sonriendo.
Trabajaba en las áreas del polo productivo Melanio Ortiz pero en ese vaivén de inestabilidad que tuvo la unidad productiva estatal la activa mujer quedó sin trabajo y no se detuvo, ahora sigue a pecho limpio atendiendo su tierrita. Su preocupación es que llegó a los 60 y tiene que buscar la manera de trabajar para obtener su jubilación, pero, por lo demás, como ella misma dice: lo más importante es la voluntad personal.