Dedicarse a la siembra de plantas ornamentales y a la floricultura lleva tiempo, conocimiento y mucha dedicación, pero es un negocio redondo, y ¿qué mejor pasatiempo para una mujer de campo algo que le reporte utilidades?
Precisamente a esta interrogante responde el interés que le ha visto Yuneisi Miranda valiente a la siembra de rosas de calidad, «y bien que ha venido» dice la jobabense, pues en los últimos meses, lo que comenzó como un pasatiempo se ha convertido en una buena ayuda para la economía familiar y una manera muy útil de no depender solamente de lo que gana su esposo en la finca.
«Siempre me han gustado los jardines, las flores, especialmente las rosas. Al principio comencé a plantarlas en los alrededores de la casa para ornamentar mi jardín, luego, al ver que estas flores aparecían poco a la venta en Jobabo, comencé a aumentarlas para venderlas» refiere.
«Hoy tengo un buen pedazo de tierra llena de retoños que dentro de poco llenarán unas cuantas canastas, y por lo que percibo en la demanda que tienen, hay un mercado seguro aquí» explica Yuneisi.
Estas iniciativas vienen muy bien al quehacer socioeconómico local, pues, además de revivir un mercado que en los últimos tres años ha sido afectado por la improductividad, la sequía, la falta de personas que se dediquen a la floricultura… propicia nuevas oportunidades a la economía familiar y hace que más personas se sumen a ello.
Las flores también se necesitan para embellecer el ambiente.