Al amanecer, el berreo de las chivas indica que el ordeño está a punto de comenzar, luego el golpe del chorro fino de leche tibia descubre a cierta distancia el ordeño, una labor que marca el ritmo diario de Adis Leyva Céspedes, una emprendedora mujer de campo que reside en el asentamiento rural jobabense de Bracito.
La experiencia de Adis Leyva deja un precedente en su zona, arrastrando a otras mujeres a sumarse a la crianza de cabras y viendo en ello una potencialidad económica familiar que deja buenas ganancias. Según cálculos de la emprendedora jobabense, un rebaño mediano, como el suyo, le aporta más de 4000 pesos mensuales prácticamente libre de inversiones.
¿Cómo ha evolucionado la inserción de mujeres en Bracito en la crianza de cabras para la entrega de leche?
Aunque desde el punto de vista económico no es representativo para una cooperativa que comercializa cada año por valores superiores a los 6 millones de pesos, sí genera bienestar en las familias que se han insertado en el programa, y promete completar un viejo anhelo de la estrategia de desarrollo local: la producción de queso de leche de cabra para el mercado del turismo y la exportación.