El 22 de agosto de 1922, surca el éter por vez primera la señal de una emisora ideada por el músico cubano Luis Casas Romero y que pronto tomara auge entre los pobladores de la época hasta convertirse en lo que es hoy: el medio más escuchado y que se puede disfrutar en cualquier circunstancia.
Este medio de comunicación masiva contribuyó al desarrollo de la oralidad, por su desplazamiento a distintos lugares a la vez, por introducirse en lugares insólitos y retroalimentar a los receptores.
La Radio amplía posibilidades potencialidades del sistema comunicativo cubano, puesto que superó la barrera del analfabetismo, que impedía a los medios impresos un mayor alcance social.
La infraestructura radial fue creciendo gradualmente, con un aumento de aparatos receptores y el consiguiente abaratamiento de sus costos, lo que permitió incrementar ostensiblemente la demanda del producto radiofónico.
Hoy más de cien emisoras en toda la isla protagonizan numerosas historias y sucesos que resultan imposibles llevar al instante por otros canales y plataformas con la agilidad e inmediatez que los puede hacer la radio.
La palabra viene a ser hoy en día el vehículo capaz de convocar a las audiencias, de orientar los públicos, de recrear la espiritualidad de nuestra gente y de movilizar las masas para emancipase por el derecho y el bienestar de la humanidad.
Y es ahí, precisamente donde la radio cobra un significado especial porque nos hace pensar, razonar, calcular y reflexionar, en un ambiente en que valen más los mensajes de amor que cualquier otra carga de emociones, a veces desarticuladas, sin sentidos y sin lógicas y coherencias.
En el nuevo aniversario de las primeras transmisiones continuadas de la radio, el reto es infinito, la profesionalidad de sus realizadores debe estar despojada de tonos y notas verbales para convertirse en hechos que usted pueda degustar desde la comodidad de su hogar, desde un rincón, al lado de su gente, porque la radio es eso: cómplice de sus caprichos involuntarios.