La contratación cambiante no genera estabilidad en la agricultura

Si cambian las reglas de la contratación agropecuaria para 2025, como adelantaron recientemente, desestimando contratar las parcelas pequeñas de determinados cultivos (que en definitiva son mayoría) se estaría yendo en contra de la esencia de lo que significa “pequeño agricultor”, y por consiguiente, dejando a libre albedrío una importante fuente de producción agrícola el municipio.
Hay que recordar que, al menos aquí en Jobabo, lo que se conoce en los textos como agricultura de desarrollo, esa que refiere grandes extensiones de sembradíos, y que sin la mecanización y tecnificación es imposible, no representa ni un cuarto de la totalidad del entorno agrícola local, aunque sería lo ideal. En cambio, es gracias a esos pedacitos de tierra por aquí y por allá, la de subsistencia, la de los pequeños agricultores, que de cierta forma subsiste el sistema de la agricultura actualmente.
Este adelanto que se hizo de un aspecto clave de la contratación agrícola, me recuerda los “disparos al aire” que con frecuencia se visualizaron en el pasado no muy lejano, como el propio ejemplo de la leche, cuando luego de exonerar de la contratación a los tenedores de menos de tres vacas se exigió a los presidentes de cooperativas convencerles de entregar la leche debido al alto déficit productivo del municipio.
Las reglas contractuales se modifican tanto de un año para otro, incluso, dentro del mismo proceso de contratación en marcha, a veces por cuestiones interpretativas, que gastan parte de esos recursos que pudieran destinarse a producir y comercializar solo impartiendo seminarios y realizando reuniones aclaratorias.
Ello implica cada año nuevas líneas de aprendizaje para los dirigentes de base del entorno agropecuario, ya saturados de reuniones, más que de lo que deben hacer en el terreno para controlar y promover para fomentar el desarrollo de sus unidades.
Si de distorsiones se trata, tanto cambio es una distorsión en sí, y mucho daño que causa.
Lo que sí se debe hacer es exigir que cada tenedor de tierra, sobre todo en usufructo cuyo contrato de otorgamiento sea objeto de cultivos varios, use correctamente los terrenos, y sí, que sea la cooperativa, la que decida en base a lo que tenga, si le contrata o no.
Y por otro lado, no descuidar este año algo de suma importancia, la asesoría jurídica para establecer contratos justos, que en vez de regirse por preformas impuestas por los comercializadores, contemplen las exigencias de quienes producen en el campo.
Yaidel M. Rodríguez Castro
Yaidel M. Rodríguez Castro
Máster en Ciencias de la Comunicación. Licenciado en Educación. Periodista en Radio Cabaniguán desde 2010 y editor de la página web Radio Cabaniguán. Atiende los temas relacionados con la Agricultura, Producción de Alimentos, Economía y Desarrollo Local.

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