En las últimas semanas en el municipio Colombia al sur de la provincia Las Tunas, se aprecia un desabastecimiento de productos agropecuarios en diversos puntos de la ciudad. Placitas, mercados, kioscos, totalmente vacíos, en los que no encuentras prácticamente nada; viandas, especias, ensaladas o frutas perdidas de los llamados vianderos en nuestros hogares.
El panorama era diferente cuando meses atrás se entregaron a diversas formas productivas, para que esos puntos fueran abastecidos por ellos, y por supuesto que el panorama había cambiado y productos y precios, iban de la mano, bastante asequibles para los colombianos de a pie.
Sin embargo, por nuestras calles y barrios, andan por doquier vendedores ilegales, ilegales sí, porque no pertenecen a ninguna forma productiva, entidad o establecimiento estatal. Los precios, usted ya lo sabe, ya que su bolsillo desinflado cada vez más sufre de la inflación que pasa de mano en mano hasta crecer, que no sabemos hasta donde llegarán.
Diversos mecanismos, formas de control y personas dedicadas a velar porque se cumpla lo que está estipulado, están aprobados. Pero qué se hace, nada, y desde atrás de un buró, no se puede producir, cosechar o comercializar. Al final el pueblo sufre las consecuencias, y la empresa estatal socialista tiene un encargo que cumplir, como nos llama la máxima dirección de este país, producir para el pueblo con precios asequibles.