El 2 de febrero de 1940, en el seno de una familia humilde, nació Benjamín Izaguirre en la provincia de Holguín, Cuba. Hijo de Mario Izaguirre y Juana Ramos Ramírez, “Mincito” como cariñosamente lo llamaban, demostró desde muy joven un profundo compromiso con su patria y sus ideales revolucionarios.
A la temprana edad de 19 años, Benjamín decidió unirse al Ejército Rebelde en enero de 1958, mostrando un desprecio absoluto por las ofertas de los esbirros que intentaban comprar su lealtad. Rechazó el puesto de guardia y se incorporó a las tropas de Marcos Carmenates, asumiendo el nombre de guerra “Luis”. Su decisión no sólo demostró su coraje, sino también su inquebrantable compromiso con la liberación de Cuba.
Durante su tiempo en el Ejército Rebelde, Benjamín participó en varias misiones cruciales. Su valentía y habilidad lo destacaron entre sus compañeros, quienes lo respetaban y admiraban. Su participación fue vital en la lucha contra las fuerzas opresoras, y su ejemplo inspiró a muchos otros jóvenes a unirse a la causa revolucionaria.
El 24 de diciembre de 1958, Benjamín Izaguirre se enfrentó a su destino final mientras cumplía una misión en El Matadero de Las Tunas. Durante esta operación, Benjamín cayó heroicamente, luchando hasta su último aliento. Su sacrificio no fue en vano; su muerte, ocurrida el 25 de diciembre de 1958, se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad.
El cadáver de Benjamín fue sepultado en el cementerio de Las Tunas, y con el tiempo, sus restos fueron trasladados al panteón de los mártires de esa provincia. Este traslado no sólo honró su memoria, sino que también reconoció su inestimable contribución a la causa revolucionaria.
Benjamín Izaguirre no fue el único jobabense en participar en la guerra de liberación nacional. Su heroísmo destaca el papel crucial que muchos de sus compatriotas desempeñaron en la lucha por el triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959. Sus historias, aunque a menudo menos conocidas, son testimonios vivos de la valentía y el sacrificio que definieron esta época crucial de la historia cubana.
Los habitantes de Jobabo, como Benjamín, fueron fundamentales en la consolidación del movimiento revolucionario. Su participación activa y sus sacrificios fueron piedras angulares en el camino hacia la liberación de Cuba. La memoria de estos héroes sigue viva en el corazón de aquellos que continúan luchando por los ideales de libertad y justicia.
La historia de Benjamín Izaguirre es un recordatorio conmovedor de lo que significa verdaderamente luchar por una causa justa. Su legado es una inspiración constante para las nuevas generaciones que buscan construir un futuro mejor, basado en los principios por los que Benjamín y muchos otros dieron sus vidas.