La educación constituye un derecho de todas las personas y en Cuba es una prioridad desde el triunfo revolucionario. Además, es una responsabilidad del Estado Cubano, que garantiza el acceso gratuito, así como la calidad para la formación integral, desde la primera infancia hasta la enseñanza universitaria de postgrado.
Quienes escogen ejercer esta noble labor comparten su día a día en la escuela y el hogar porque como dijera nuestro apóstol nacional, José Martí, ʺEducar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido; es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que viveː es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podría salir a flote; es prepara al hombre para la vidaʺ.
Detrás de la profesión de ser maestro se encuentra la satisfacción de formar el futuro de un país, construir conocimientos desde las edades tempranas y despertar el amor en los alumnos hasta el punto de convertirse en familia. Así lo refleja el colectivo de la escuela primaria José Antonio Echeverría Bianchi.