Se acerca un acontecimiento, yo diría el de mayor connotación desde el punto de vista humano y sentimental, el día de las madres fecha en la cual, como es tradicional, miles de hijos y nietos, regalarán, aunque sea un ramo de flores o un beso a mamá.
Este año el destino nos jugó una mala pasada, pues aunque celebraremos la efeméride, con el mismo sentimiento, no será de la misma manera. El nuevo coronavirus, tan cruel e injusto se negó a que veneremos a nuestras madres con el calor que ellas merecen desde la propia intimidad del corazón.
En esta ocasión, no podremos darle un gran abrazo y muchos menos, un profundo beso. No queremos que ellas puedan ser alcanzadas por la terrible pandemia, por una ingenuidad de nosotros. Ya vendrán otros días de las madres y entonces tendremos que unir dos años para volverlas a felicitar, y sería ya doble el reconocimiento.
Nadie ha prohibido recordar el día de las madres, como algunos apátridas desde dentro y fuera de la Isla, quieren hacer ver al mundo. Lo que las autoridades del país, han llamado a celebrarlo en casa, sin aglomeraciones de personas y sin que esta vez la familia entera esté reunida junto a mamá.
Pensemos solo en un instante, que si por ignorancia o sencillamente por imprudencia, cualquiera de los reunidos que pudiera estar enfermo asintomático de la Covid-19, contagiara a nuestra vieja. No nos alcanzarían las lágrimas para demarrar sobre un pañuelo por tan tamaña irresponsabilidad.
Pero aún estamos a tiempo, el día de las madres está por venir y usted, el y ellos, sabemos que en esta ocasión las cosas cambiaron, pero mamá también lo sabe y está consciente que sus hijos la aman y que desde la distancia la seguirán amando hasta la eternidad. La intensión ahora es celebrarlo pero desde el corazón.