Jobabo.- Los principales problemas en la gestión comercial de productos del agro se le atribuyen a la baja productividad y la sequía, sin embargo, los principales señalamientos referentes a indicador van hacia lo subjetivo, la falta de operatividad para exigir por el contrato como el principal factor determinante en el desabastecimiento de pacitas, mercados y otros puntos de ventas.
Datos oficiales de la agricultura en Jobabo recogen que en mayo se produjeron casi mil toneladas de alimentos en el campo, de ello se enviaron a la provincia alrededor de 34 toneladas y se vendieron en el municipio menos de doscientas, cifra que incluye la nueva modalidad de comercialización rectorada por la agricultura urbana en las comunidades.
Específicamente, el informe de mayo recoge que en los puntos de ventas de las comunidades se ofertaron 103 toneladas, siendo las viandas casi el menor porcentaje de lo de mayor demanda, con apenas 19 t, mientras que las hortalizas estuvieron en las 52 toneladas y los granos en 21.7, mayor numero aportado por el maíz.
Las frutas, para ser un mes pico en la producción de mango y otras variedades similares quedó muy por debajo de lo que aportan productivamente los campos jobabenses, solo se pusieron a la venta 9.3 toneladas.
La parte más baja en lo que concierne a la comercializan estuvo en acopio, entidad que sí bien dejó de ser el principal actor en los destinos finales de los productos agrícolas, aun tiene responsabilidades en el municipio para bastecer los dos mayores puntos de venta de la ciudad.
Las causas, aunque pretenden enfocarse en cuestiones productivas y la incapacidad de las cooperativas de acaparar lo que producen sus asociados, análisis recientes fueron más profundos evaluando otros enfoques como la gestión comercial de Acopio, sus negociaciones para establecer buenas contrataciones y ratificados, y la falta de confiabilidad ante un pago que tiende a retrasarse demasiado en determinadas etapas.
Las nuevas concepciones de comercialización agropecuaria y los ajustes en el sistema de la agricultura demandan ahora rediseñar no solo el componente estructural de las relaciones productor-comercializador, sino establecer un sistema de control que lejos de diagnosticar esos problemas acumulados, adyacentes a viejas prácticas, articulen mejor el fluyo de lo que sale del campo con un enfoque de autoabastecimiento alimentario atendiendo a las particularidades del municipio.
Al mismo tiempo uno de los retos fundamentales está lidiar con la variedad de precios que puedan existir en municipios o provincias vecinas, cuyo incentivo pueden provocar un fuga masiva de productos de alta demanda.