Las Tunas.- En el pasado mes de marzo cayeron sobre la provincia de Las Tunas valiosos aguaceros; sin embargo, los agricultores y ganaderos de los ocho municipios esperan con ansias el inicio del período húmedo, enmarcado entre mayo y octubre.
La ocurrencia de precipitaciones es una esperanza para esos consagrados hombres y mujeres del territorio tunero porque la mayor parte de las plantaciones de cultivos varios se realizan en secano, debido a la baja cantidad de áreas con cobertura de sistemas de riego.
En la ganadería también se sienten los embates de la sequía, pues los pastos naturales se pusieron amarillentos y no se han podido roturar las áreas que año tras año se dedican a la siembra de alimento animal, sobre todo, plantas proteicas y forrajeras.
Aunque ahora hay suficiente agua en los embalses locales, la situación se complejiza por la falta de combustible para el traslado del líquido mediante pipas hasta las unidades productoras que carecen de pozos o que los tienen, pero con los manantiales deprimidos.
En medio de esas circunstancias, y para garantizar la siembra de diversos renglones y la crianza de ganado mayor y menor, se impone la búsqueda de alternativas a fin de mantener la humedad de los campos y dar un uso más efectivo al vital líquido.
En el empeño de garantizar agua a los rebaños se gestionan soluciones para recuperar varios molinos de viento interruptos por falta de tuberías, se pretende construir más tranques y reparar algunos de los ya existentes en ríos y arroyos y la puesta en funcionamiento de pozos en desuso.
A la espera de un recrudecimiento de las condiciones de sequía durante el mes de abril, los productores de alimentos del territorio tunero apelan al ingenio y la sabiduría de los campesinos y obreros del sector agropecuario para mantener la vitalidad de la agricultura y la ganadería.