Dicen que el amor es uno de los actos más sublimes que existen, donde los detalles crecen y los defectos son solo mitos. El 14 de febrero es esa fecha especial en la que se celebra el cariño, la amistad y el afecto. Es el Día de San Valentín, una tradición que se remonta al siglo III, cuando un sacerdote, del mismo nombre, desafió las órdenes del emperador romano Claudio II, que prohibía el matrimonio entre los jóvenes soldados. Valentín casaba en secreto a las parejas enamoradas, hasta que fue descubierto y ejecutado.
Desde entonces, este día se ha convertido en una ocasión para expresar el amor en todas sus formas, en defensa de un sentimiento tan poderoso. También es una ocasión para celebrar la amistad, el compañerismo y el aprecio, y recuerda que el amor es el sentimiento más fuerte y universal, capaz de vencer las dificultades, las diferencias y las distancias.
El Día de San Valentín es una oportunidad de demostración, ya sea con gestos, palabras y acciones. Lo esencial no es con quien se comparta, es una fecha para todos: familia, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, maestros, alumnos, e incluso con nosotros mismos. El amor es un regalo que se multiplica cuando se da, y que nos hace sentir vivos, alegres y agradecidos.
Es también una invitación a reflexionar sobre su significado en nuestras vidas, y a valorar a las personas que nos lo brindan. El amor es más que un sentimiento, es una actitud, una decisión, una responsabilidad, una entrega, una aventura. El amor es lo que nos hace humanos, lo que nos hace crecer, lo que nos hace mejores. El amor es lo que nos une, lo que nos inspira, lo que nos salva.
El Día de San Valentín es una jornada para el amor, en todas sus formas y colores, en toda su belleza y diversidad, en toda su fuerza y fragilidad, en toda su luz y sombra. El amor es el motor de la vida, el sentido de la existencia, la razón de la esperanza. Es el mejor regalo que podemos dar y recibir, hoy y siempre.