La campaña de siembra de primavera avanza favorablemente en términos generales, superando incluso las metas iniciales. Al cierre de mayo, se habían plantado 1.579 hectáreas, por encima del plan previsto de 1.530. Este resultado es destacable considerando las difíciles condiciones económicas actuales, la escasez de insumos y los problemas organizativos recurrentes en el sector agropecuario.
De mantenerse este ritmo, no será difícil alcanzar las 3.300 hectáreas planificadas para finales de agosto. Sin embargo, el éxito aparente de las cifras globales oculta un problema crítico: la falta de un adecuado balance entre los distintos cultivos, lo que podría afectar el autoabastecimiento local y la estabilidad productiva a mediano plazo.
Al analizar los principales surtidos de manera individual, se evidencia que no se está realizando un seguimiento efectivo de la gestión del balance de áreas. Cultivos esenciales para la alimentación, como la yuca y el plátano, aún no alcanzan los niveles necesarios para garantizar el autoabastecimiento del municipio, lo que podría generar escasez en los próximos meses.
En el caso de los granos, se observa un desequilibrio notable, que no responde únicamente a las condiciones de la campaña, sino a una deficiente planificación en la distribución de áreas. Además, existen disparidades significativas entre el desempeño de las cooperativas y el resto de las unidades productivas, lo que sugiere desigualdades en el acceso a recursos y asesoría técnica.
Ante este escenario, especialistas insisten en la urgencia de reforzar los mecanismos de control y ajustar la estrategia de siembra para garantizar un balance adecuado entre los cultivos, pues sin una redistribución más equitativa de áreas y recursos, el éxito inicial de la campaña podría verse opacado por futuros desabastecimientos y desajustes en la producción agrícola local.