Modesta Espinosa Rondón vive en Pozo Salado, al noreste de Jobabo, allí, a pocos metros del pequeño poblado rural, tiene un pedazo de tierra, alrededor de dos rosas, las cuales mantiene cuidadosamente en plena producción todo el año.
Se trata de una maestra jubilada que desde niña ha sentido una especial atracción por los cultivos y la cultura campesina, y su trayectoria muy ligada a las enseñanzas de su padre, quien era colaborador de los mabises tuneros, le enseñó que el trabajo no mata, sino que enorgullece a las personas.
Ella tiene 70 años y lo único que lamenta es que su edad no le permita rendir más en el campo, pues como dijo «Ojalá fuera más joven que iba a coger dos o tres caballerías para sembrar».
Así esta sencilla guajira llega al día de las madres, a pie de surco, con sus dos hijos al lado que también le ayudan en la finquita.