El problema visible: la movilidad insuficiente de la que tanto sacude en críticas el sistema de transporte de pasajeros y que viene a reflejarse en el anuncio del director provincial de Transporte sobre el posible incremento de los viajes entre Jobabo y Las Tunas parece, a primera vista, una respuesta a las demandas de los pobladores de este municipio. Sin embargo, aunque aumentar la frecuencia de los ómnibus podría aliviar temporalmente el colapso del transporte, no resuelve el problema de fondo: ¿por qué los jobabenses necesitan trasladarse constantemente a la cabecera provincial?
Lo que pocos ven y nadie aborda con lógica es que hay una necesidad que va más allá del transporte. Jobabo no solo requiere más viajes; necesita una mirada profunda a las causas que obligan a sus habitantes a desplazarse con tanta frecuencia.
Los viajes no son un capricho, sino una respuesta a la falta de servicios básicos en el municipio o la incapacidad de los que hay de suplir las expectativas y necesidades de sus habitantes. Desde los incompletos servicios de Salud o su inestabilidad en determinadas especialidades, los prácticamente ausentes trámites notariales, las burocráticas gestiones en instituciones que no tienen representación local, las gestiones financieras… hasta el acceso a productos esenciales, incluidos los alimentos, son solo algunas de las razones que impulsan este constante ir y venir.
Recuerdo en una encuesta que realizamos en los primeros meses de 2020, salía a relucir que el 65% de los viajeros iban por algún procedimiento especializado de salud o algún tipo de gestión relacionada con este sector… literalmente podríamos concluir que se gastaría menos recursos, dinero y combustibles si lejos ir a ver el cardiólogo al Guevara tuviéramos una consulta permanente en Jobabo, por solo citar un ejemplo.
Esto de estar viajando por cualquier cuestión de salud a Las Tunas no solo representa un gasto adicional para las familias, sino también un desgaste físico y emocional para muchas personas.
No poder hacer en Jobabo un trámite tan sencillo como el cambio de titular de un vehículo, y tener que ir hasta una notaría de Las Tunas representa una odisea burocrática. Muchos de los servicios jurídicos, trámites y permisos no están disponibles en Jobabo o, si lo están, son insuficientes o ineficientes. Esto obliga a los pobladores a desplazarse a Las Tunas, donde se concentran las instituciones encargadas de estas gestiones.
La búsqueda de alimentos y productos para el hogar también es una razón frecuente para viajar. Aunque Jobabo cuenta con establecimientos comerciales, la oferta suele ser limitada y los precios, elevados. En Las Tunas, los jobabenses encuentran una mayor variedad y, en ocasiones, precios más asequibles, lo que justifica el esfuerzo del viaje.
Aumentar los viajes entre Jobabo y Las Tunas podría mejorar la movilidad, y sí, hace falta, mucha falta, pero no soluciona la raíz del problema. Mientras los servicios básicos sigan concentrados en la cabecera provincial, los jobabenses seguirán dependiendo de un transporte que, por más eficiente que sea (algo difícil de lograr), no deja de ser una solución temporalmente inestable.
Lo que Jobabo necesita es una estrategia integral que permita descentralizar los servicios y fortalecer la infraestructura institucional local. Los habitantes de Jobabo han expresado en múltiples ocasiones su descontento con la situación actual. No se trata solo de quejarse por el transporte, sino de exigir soluciones reales que mejoren su calidad de vida. Escuchar sus demandas y trabajar en conjunto con las autoridades locales y provinciales es fundamental para encontrar respuestas efectivas.
Las autoridades deben ir más allá de los parches y abordar las causas estructurales que generan esta dependencia de la cabecera provincial. Esto requiere planificación, inversión y, sobre todo, voluntad política para priorizar el desarrollo de los municipios más alejados.
Jobabo no necesita solo más ómnibus; necesita un cambio profundo que permita a sus habitantes vivir con dignidad y autonomía. Incrementar los viajes es un paso, pero no el único ni el más importante. Es hora de mirar más allá y trabajar en soluciones que transformen la realidad de este municipio y sus pobladores.