Órganos controladores como el Cencop y el Instituto de Medicina Veterinaria, y los tenedores de animales, en este caso, las propias cooperativas, se enfocan en el manejo de la masa vacuna como prioridad para evitar la disminución progresiva del rebaño y garantizar el cumplimiento de aspectos esenciales en la gestión pecuaria.
La cantidad de animales por hectáreas, el uso de los terrenos para el pastoreo, la siembra de alimento animal, el cuidado del rebaño y el empleo de métodos eficaces para protegerlo de enfermedades, figuran entre las prioridades de ambas dependencias reguladoras de la política estatal dentro del sector agropecuario.
Si bien desde mediados del año pasado se ha visto un mayor interés por el adecuado manejo de la masa vacuna, a raíz de la implementación del autorizo a los propietarios de sacrificar reses para el consumo y la venta bajo determinados requisitos, todavía persisten problemas asociados fundamentalmente a la desnutrición y la mala atención que no pocos tenedores dan a sus animales.
En este sentido se valora exigir con mayor rigor que al menos se siembren una hectárea de forrajes para el periodo seco del próximo año, un tema que se viene abordando desde hace una década y no acaba de solucionarse, siendo mucho más aguda la situación en cooperativas como la Adriano Nieves, la Jorge Aleaga y la Antonio Fernández, la de mayor potencial pecuario en Jobabo.
También persisten una serie de problemas que afectan a los ganaderos, entre las que se encuentran la falta de equipos mecanizados para potenciar mayor cantidad de áreas forrajeras, la escasez de insumos y útiles básicos para el cercado, y la necesidad de acceso a perforadoras de pozos de mayor profundidad para garantizar el agua cuando las lluvias escasean.
Las principales preocupaciones en el manejo están en el estancamiento de la cifra general de la masa vacuna, prácticamente estática aquí en Jobabo entre 32 mil y 33 mil cabezas, y concentradas en su mayoría en ganaderos privados y cooperativas.