«Es un orgullo para mí dedicar tantos años de trabajo a las industrias locales, me permite realizar diferentes labores con mis manos destinadas a la población, poniéndole mucho amor, esto ha sido mí mayor satisfacción y me hace sentir una mujer realizada».
Expresa con la voz entrecortada, mientras le corre una lágrima por las mejillas a Inés Fernández Ramos, de 63 años de edad y más de 30 de ellos destinados al trabajo en industrias locales de Jobabo, Las Tunas.
«Inicié en esta empresa ayudándole a mi hermana a hacer cartuchos y vasos pergas, que los llevábamos a parafinar al taller que se encontraba cerca de la forestal que en aquel entonces era el combinado químico, así se mantuve por largo tiempo hasta que se me hico el contrato a domicilio».
«Más tarde pasé a trabajar al combinado químico en diferentes producciones, vasos, velas. Hasta que la compañera que se desempeñaba como auxiliar de limpieza se jubiló adquirí la plaza para que se me hiciera plantilla fija, porque solo era contrato, con un salario de 98 pesos».
«Pero siempre me mantuve ayudando en las diferentes producciones de la empresa. En el período especial se tomó como estrategia ubicar al trabajador cerca de su residencia y pasé para el taller de confecciones como auxiliar de limpieza, tenía los niños pequeños y muchas veces los llevaba conmigo para no ausentarme al trabajo».
Por la responsabilidad frente a cada tarea Inés, asumió otras labores, «más tarde se me ubica como ayudante del almacén central de la empresa, luego asumí como almacenera por más de tres años, al mismo tiempo inicié estudios para obtener 12 grado en la Facultad Obrera Campesina del municipio».
«Años más tarde me trasladan como jefa de brigada en el Taller de Artesanía, era la jefa de brigada pero hacía de obrera en un tejar, tejiendo mantas de playas para la venta al turismo, javas de yarey, de oba y sombreros».
Por su destacado desempeño se le hizo el proceso para ingresar a las filas del PCC y con ello asumir cualquier tarea asignada, expresa Fernández Ramos,« en aquel entonces el director de la empresa era Lay, quien un día me llamó y me dijo, usted como militante se le asigna otra nueva tarea a la que no puede negarse, era algo serio y fuerte a la vez, administrar el Taller de Confecciones, le comenté, que no tenía un grado superior para esa labor, no obstante asumí, desde 1999 me desempeño en este taller dirigiendo al colectivo de trabajadoras».
La trabajadora de le empresa Vascal de Jobabo, en sus más de 30 años de labor ha obtenidos resultados halagüeños, «he tenido grandes resultados reconocidos a nivel provincial, buscando alternativas antes los principales problemas que afectan al país, al municipio y evitar interrupciones laborales, aprovechamos cualquier recorte de tela, para crear, innovar y mantener el salario».
«Ha sido un gran orgullo y satisfacción dedicar tantos años de mi vida a esta empresa, a la vez he adquirido grandes conocimientos, con resultados excelentes, como anirista, me siento una mujer realizada, les digo a todas las costureras que aprovechen al máximo cualquier recorte de tela, para innovar y que le sea de felicidad todo lo que se confecciona con nuestras manos, con amor y ver que sea del agrado de las personas, eso es algo que me hace sentir orgullosa».