Cuba es uno de los países con mayor envejecimiento poblacional en la región, con más de dos millones de adultos mayores. Esta realidad evidencia la necesidad de afrontar un desafío tanto económico como social para garantizar a este sector vulnerable un ambiente seguro y estable. El Hogar de Ancianos de Jobabo, que acoge actualmente a 36 pacientes, ilustra la difícil situación que enfrentan estas instituciones asistenciales. La directora, Yanelis Serrano López, detalla los problemas que enfrenta el centro.
«Nosotros no estamos exentos a todas estas necesidades, tenemos un déficit de personal muy grande. De los 73 trabajadores aprobados en la plantilla, sólo 37 plazas están cubiertas, lo que afecta directamente la prestación de nuestros servicios. Necesitamos 16 cuidadoras o asistentes de enfermería; solo tenemos 3 plazas ocupadas, lo cual afecta enormemente, pues no podemos abarcar todo el tiempo que queremos con el personal adecuado y preparado para esa prestación de servicio».
«Nuestra institución lleva más de 30 años de fundada, ha pasado por diversos procesos de mantenimiento y reparación, pero ya hace años que no se realizan. Por ejemplo, tenemos un mobiliario deteriorado que se ha ido reparando constantemente, pero ya no tolera más arreglos. Las camas no aguantan soldadura y la parte de madera tampoco es reparable por el gran deterioro. Necesitamos invertir en muebles nuevos. Estamos trabajando para reorganizar el presupuesto y encontrar alternativas que permitan resolver esta situación».
Además, explica que a pesar de que tienen una capacidad de 39 pacientes, hoy cuentan con 35 plazas ocupadas. Los internos sufren de enfermedades como hipertensión, cardiopatías, demencias, entre otras, y la carencia de medicamentos esenciales como antibióticos y analgésicos agrava la atención. «A pesar de ello, buscamos alternativas. Mantenemos los seis alimentos del día, aunque no con la calidad ni cantidad necesaria. Dolorosamente, en ocasiones no podemos suplir todas las necesidades, especialmente las relacionadas con los productos cárnicos. No hay variabilidad de platos», añadió.
«El recurso humano también está difícil. Aquí trabajamos con dos enfermeros por turno y, en ocasiones, sólo uno. Como jefa de sala, apoyo siempre que es necesario. Sin embargo, tenemos un faltante de asistentes; sólo hay dos, y muchos de los abuelitos no se valen por sí solos. Es muy difícil la atención. También tenemos una gran carencia de medicamentos. Pacientes con problemas psiquiátricos necesitan sedantes, pero no hay, y usamos medicina natural, como el té de tilo, para manejar la situación. Igual ocurre con los analgésicos. Si un paciente tiene fiebre o dolor, debemos improvisar porque no hay recursos disponibles».
La falta de personal también afecta la higiene y limpieza de la ropa, un aspecto fundamental en la atención de personas mayores. Actualmente, la institución no cuenta con una lavadora industrial para procesar los 80 kilogramos de ropa diaria, como explica una de las lavanderas.
«Asumí esta tarea, pero es muy dura porque es demasiada ropa para lavarla a mano. Está llena de manchas, orina y caca. Necesitamos una lavadora. Este trabajo es muy agotador, termino tarde y sin fuerzas».
El almacenero del Hogar de Ancianos detalla las dificultades alimentarias que enfrentan: «Hoy lo que más nos afecta son las proteínas, es decir, los productos cárnicos y las meriendas. Nos asignan 100 panes, pero no alcanzan para las tres meriendas diarias. Dependemos de las ofertas del porcionador, que son muy escasas. Necesitamos más apoyo y una mejor planificación de los alimentos».
En medio de esta compleja situación, los más afectados son los propios residentes, como expresan Danis Carménate e Hilario Matos Ramírez, quienes manifiestan su insatisfacción con los alimentos, el mal estado del mobiliario y la falta de higiene personal.
Ante estas problemáticas, el director de Salud Pública, Yordan Rivero Robaina, ofrece su visión y propuestas para mejorar: «El principal problema que enfrentamos en este momento en el Hogar de Ancianos es la falta de recurso humano. Sin embargo, hemos priorizado este centro, y aunque las limitaciones económicas son conocidas por todos, lo mejor que tenemos se destina aquí. Hemos recibido apoyo comunitario mediante donaciones de ropa y alimentos. Estamos trabajando para mejorar las condiciones estructurales y reorganizar el recurso humano, incorporando asistentes y enfermeros gradualmente».
La difícil situación económica que enfrenta el país, agravada por el recrudecido bloqueo del gobierno de los Estados Unidos, plantea serios desafíos. No obstante, urge buscar alternativas basadas en el humanismo y la solidaridad para mejorar las condiciones de vida de los residentes del Hogar de Ancianos en Jobabo.