«Nunca imaginé que un guajiro como yo le diera la mano al comandante Fidel, conversar y recibir de sus manos el mas grande de mis tesoros, que aun conservo como la primera vez, al igual que la ropa que me estrené aquel 31 de marzo de 1996».
Fecha en que Fidel había llegado a Jobabo para reconocer la victoria de los azucareros, a quienes agradeció la meritoria labor desplegada en 73 días de zafra, con más de 23 mil toneladas de crudo, nunca antes logradas en el ingenio Perú. Allí entregó diplomas a los más destacados en la contienda, tal es el caso de Gerónimo Fernández Ruiz, jobabense que participó en 29 zafras azucareras.
«Me incorporé desde que tenía 24 años de edad, junto a mi hermano como machetero, al proceder de una familia campesina, con muy buenos resultados, logrando participar en 29 zafras azucareras, porque la salud no me acompaño a seguir con la tarea».
Lo que más he disfrutado en mi vida es trabajar como obrero agrícola, con resultados excepcionales, 16 años siendo Vanguardia Nacional y más de una veintena de medallas y condecoraciones, expresa Gerónimo, « es algo que me ha gustado siempre, fui destacado a nivel Municipal, Provincial y Nacional. Participé en tres congresos de la Central de Trabajadores de Cuba, uno de ellos con la presencia de nuestro comandante en Jefe. Además en el 5to Congreso del Partido Fidel nos habló del papel de la militancia, y tuve la oportunidad de darle la mano,(…)
«El 31 de marzo de1996 me avisaron que debía participar en el acto por el cumplimiento del plan de azúcar, cuando llegué nadie me dijo lo que pasaba pensé en primer momento que vendría el Ministro del Azúcar, pero nunca que fuera el Comandante».
Nadie sabía lo que pasará más tarde, pero la intuición del ser humano es poderosa. Algún alto dirigente vendría a celebrar junto al pueblo el triunfo del “Perú”. Lo que no imaginaba quién podría ser esa personalidad, que al tenerlo tan de cerca hasta las manos me temblaban, agregó el machetero.
« Me entregó el reconocimiento, conversó conmigo, me preguntó cuantos hijos tenía, la edad, cantidad de zafras que llevaba, y cuantas podía hacer, rápidamente le respondí, todas las que queda Comandante», le respondió Gerónimo, con la voz entrecortada y nervioso, «era esta misma ropa que traigo, aun la conservo, excepto los zapatos, esto es lo mas grande que he podido tener en mi vida, y lo conservo en mi corazón».
«Recuerdo que había pocas personas pero de un momento a otro se llenó la plaza, no sabía de dónde salía tanta gente, con alegría, consignas, al casi terminar el discurso recuerdo que pitó el central y el dijo: mira el central quiere más caña, todos nos reímos».
«El tenerlo tan cerca sin esperarlo fue tan grande la emoción que me salieron lágrimas de mis ojos, que no pude contener, imagínese un guajiro dándole la mano a Fidel, no es fácil», El machetero no pudo retener el llanto al rememorar el día, «cuando bajé la gente se me acercaban felicitándome, me era imposible controlar los nervios hasta para conducir el carro que me había ganado con el esfuerzo de mi labor».
«En mi vida he tenido grandes momentos pero como ese ninguno, lo recuerdo cada año que pasa, aún conservo el reconocimiento y la ropa que usé».
Se cumplen 26 años de esa histórica visita de Fidel a Jobabo, que quedará marcada en la historia local como uno de los acontecimientos más importantes y de gran impacto, pues a raíz de ello se comentan hoy decenas de anécdotas como la de Gerónimo Fernández Ruiz que la conserva muy bien en el corazón.