Tomarle el pulso a la tierra parece complicado a primera vista, sin embargo, al cabo de los años, cuando se ve el fruto del trabajo, cuando se adquiere experiencia y se le toma el pulso a lo más complicado de producir, son pocas personas quienes no quedan prendidos de esos encantos de la agricultura. Así han sido estos últimos siete años para Carlos Estrada Peña, un carpintero jobabense que prefirió cambiar la sierra por el azadón, y lo dice con orgullo.
«Yo nunca tuve intensión de ser campesino, vengo de esa rama, tengo descendencia de campesinos, pero fue a través de unas amistades quienes motivaron a coger un pedazo de tierra y ya pueden ver, esto que hay aquí lo he hecho prácticamente yo solo» comenta.
Más allá de su enfoque de campesino moderno, claro de que hoy la tierra es un negocio rentable si se sabe explotar adecuadamente, para Carlos Estrada es prioridad cumplir sus planes y entregar las cosechas sin remilgos.
Ya son 7 años ahí, en una nueva profesión, la de agricultor, y le va bien, eso se le nota a Carlos Estrada en un diálogo que sacude fuerte esa motivación de exprimir cada espacio de sus tres hectáreas y pedir más terrenos, para producir más alimentos.
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