Hacer pronósticos es como tirar piedras a ciegas a una diana ubicada a varios metros de distancia. El único objetivo es polemizar a riesgo de conseguir algunos enemigos, fanáticos “a muerte ” a los equipos menos beneficiados con el comentario.
Nadie tiene la verdad en la mano ni puede adivinar el futuro, mucho menos tratándose de un deporte colectivo donde el resultado de un simple partido depende de tantos factores. Pero, ¿qué sería del béisbol en Cuba sin discusiones, debates, discordias y controversias? Conozco incluso algunos amigos que prefieren estas disputas al juego mismo, aunque parezca increíble.
Mi opinión es sólo una más entre tantas, y por supuesto, en nada cambiará el curso del destino ni mucho menos, así que tranquilos mis amigos si el equipo de sus sueños no lo incluyo dentro del saco de mis favoritos.
De lo que sí estoy completamente seguro es que sería una locura tremenda dejar fuera de cualquier vaticinio a los cuatro finalistas de la pasada campaña. La suspensión de la Liga Mexicana le ha permitido a estos conjuntos conservar a sus principales figuras (sobre todo lanzadores de élite) y la entrada de algunos “refuerzos” importantes hace que se consoliden sus cartelitos de favoritos.
Yadir Dreke y el zurdo Dariel Góngora con los Cocodrilos de Matanzas, Yordanis Samón con los Toros de Camagüey (aunque tienen que prescindir de Yariel Rodriguez por su contrato en Japón), Rubén Paz y el recuperado Jorge Yhonson con los Leñadores de Las Tunas, y la llegada de Alberto Calderón y Lisbán Correa con Industriales; sin dudas ayudarán a robustecer la alineación de esas escuadras, ya potentes de antemano.
Por supuesto que estos cuatro elencos tienen sus fisuras, mucho más visibles cuando se jugará una temporada de 75 desafíos sin refuerzos hasta las semifinales, pero pocos podrán emitir tesis que los saquen de su favoritismo para clasificar entre los ocho primeros.
Los otros cuatro equipos que a mí entender se ven más fuertes en el papel, son Sancti Spíritus, Ciego de Ávila, Granma, y Santiago de Cuba, sin subestimar para nada la historia de los Vegueros de Pinar del Río, el progreso de los Elefantes de Cienfuegos, o la combatividad de los Piratas de la Isla.
Los Gallos, representantes de la provincia con mejores resultados el pasado año en el béisbol teniendo en cuenta todas las categorías, están listos para dar batallas. Se presentan con Eriel Sánchez al mando, nuevo director con aura ganadora (ya lo hizo en el sub 23) y con una mezcla de jóvenes talentosos con veteranos de altura que pueden dar sorpresas.
Los Alazanes de Granma se pintan solos para llevarse el premio del “regreso del año”, si tomamos en cuenta la presencia esta vez desde el principio de su “caballo mayor” Lázaro Blanco, de sus estelares jardineros Roel y Raico Santos, y de un Guillermo Avilés totalmente recuperado de sus enfermedades y lesiones.
Ciego de Ávila, aunque tal vez sea una incógnita para muchos con su nuevo director (Yorelvis Charles) después del buen sabor que dejó Roger Machado durante varios años, tiene nómina para colarse entre los privilegiados. Los tigres saben ganar el partido bueno y otra vez se presentan con buenas herramientas para reverdecer laureles.
Por último, las Avispas de Santiago de Cuba, aunque han sufrido la emigración de algunos de sus peloteros, lograron convencer a Edilse Silva, quien por problemas personales prefería jugar en Holguín, y una vez más regresarán en busca del lugar histórico del que ha sido despojado.
Otra vez bajo las riendas de Eriberto Rosales y aprendiendo de sus errores de la pasada campaña, deben llegar este año a su destino.
La serie promete ser muy reñida como sus dos versiones anteriores. La nueva estructura gusta en esencia a las mayorías, y la nueva dirección del béisbol está haciendo un gran trabajo para borrar malas imágenes del pasado, apoyados en la “cultura del detalle”, atendiendo con ansias hasta el más mínimo problema que se pueda presentar por el camino. Nos vemos en el estadio.