El 26 de julio de 1953 se sacudió de bandazo las cadenas que ataban al pueblo cubano para más tarde, el 1º de enero 1959, salirse de más de medio siglo de tutela dictada por los Estados Unidos y una serie de mandatos disfrazados de falsa democracia. Aunque no se conoce de la participación de algún jobabense en los hechos que marcaron la historia ese día, sí su repercusión tuvo un desenlace clave en el entonces poblado azucarero.

Fue el desprecio hacia las constantes olas de terror del batistato, las reiteradas injusticias de gobiernos llenos de entreguismo, elecciones fraudulentas y abuso hacia la clase obrera lo que dañó ese frágil cristal que custodiaba el sentido de rebeldía del cubano.

Ya aquí había un largo historial de lucha obrera y campesina, con organizaciones incluidas que representaban no solo a la izquierda, sino que estaban dispuestas a tomar partido de acciones similares a las que vivió Cuba el 26 de julio. Para esa fecha en que apareció por estos parajes la juventud ortodoxa, había no pocos integrantes del Partido Socialista Popular, y se engendró todo un sentimiento de apoyo a los sucesos del Moncada.

Después de la amnistía de los asaltantes, los jobabenses Eugenio Bandes y José Regueiro fueron los principales organizadores de las actividades revolucionarias en esta demarcación. De esta forma en la segunda quincena de septiembre de 1955  quedó creada la primera célula del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (M- 26-7), su creación tuvo lugar en la parte posterior al kiosco de Antonio Benítez.

En este primero momento destacaron figuras como Marcelo Cuervo Fernández, Ricardo Estévez de Prada, Eugenio Bandes Barrera, Luís Herrera Rueda, José Regueiro Fernández y Eloy Rodríguez.

Esta célula comenzó a realizar una ardua y discreta labor de captación, distribución y estudio secreto de La Historia me Absolverá y los Manifiestos del 26 de Julio, la  colocación de carteles contra el régimen, confección de brazaletes y uniformes, recogida de armas y venta de bonos para apoyar la lucha armada.

Como fruto del trabajo proselitista se incorporaron María Florinda Caraballo Ortega (Florita), quien posteriormente se sumó el Ejército Rebelde bajo las órdenes del Capitán Ángel Salgado, y destacaron otras mujeres como Concepción Regueiro, Concha Pérez, Dalita Martínez, Ana Almeida, Elsa Arévalo…

No solo en este poblador se respiraba Revolución, a finales de 1956  fue constituida otra célula  en Mejías, perteneciente al Barrio 10, Ojo de Agua, con  Eliades Ávila Acosta, como principal  dirigente.

Estas organizaciones sentaron las bases para que la lucha armada contra la tiranía de Batista llegara a estos parajes y se convirtiera en un bastión más de los ideales de un nuevo orden generacional que saldaba una vieja deuda con los mambises.

• Fuente: Documentos Museo Municipal Rosendo Arteaga; ¨Jobabo. Apuntes para una Epopeya Rebelde¨ de Esteban Felipe Yero Rosales.