Desde la perspectiva concientizadora y hablando con claridad de los problemas que limitan objetiva y subjetivamente tener hoy mayores niveles de producción agrícola, se intercambió este fin de semana con dirigentes de base del sector cooperativo y campesino, y directivos de la agricultura, para enrumbar mejor el programa de siembra, ahora más que antes, clave para el quehacer socioeconómico jobabense.
Unidad por unidad, y con cifras mucho más cercanas a la realidad, el Miembro del Buró Provincial del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Las Tunas, Reynaldo Luis Rivero Álvarez, insistió en el aprovechamiento de la primavera al máximo y la necesidad de explotar todas las potencialidades de riego que existen.
Al mismo tiempo se le dio una mirada a la agricultura urbana en Jobabo, muy deprimida para la cantidad de áreas que comprende, indicándose una serie de acciones dirigidas a revitalizar los huertos intensivos y organopónicos en los consejos populares.
Se habló de la sequía y de las dificutades para explotar al máximo los sistemas de riego que se han entregado a las unidades agropecuarias, en especial de los que funcionan con diésel, cuyos niveles de asignación no suplen las necesidades reales de una producción intensiva como exige hoy la demanda.
Además, se revisó un tema crucial en la agricultura, el correcto manejo del balance de áreas, el cual debe comprender una estrategia de siembra permanente que mantenga en existencia los cultivos que van saliendo en cosecha, de lo contrario llegan meses en que no se tiene producciones para extraer del campo.
Las dos principales preocupaciones de los cooperativistas estuvieron relacionadas con viejos problemas que se han discutido ya, años tras año, y no encuentran una solución clara, se trata de los impagos y de las cajas para recoger determinadas cosechas que lo requieren, como el mango, el tomate, el ají…
En ello se insistió que contrariamente a lo que han informado directivos provinciales de la agricultura y Acopio, que los pagos estaban a los 7 días, aquí hay unidades con cuentas por cobrar que sobrepasan los 30 y 45 días, algo que no incentiva a los campesinos y deja disgustos adicionales al controvertido tema de la comercialización agrícola.