En el municipio de Jobabo, los trabajadores de la unidad básica presupuestada libran una batalla cotidiana para mantener servicios esenciales ante limitaciones materiales y estructurales. Desde la recogida de desechos hasta la distribución de agua, el colectivo enfrenta desafíos como la escasez de personal, combustible y recursos, que obstaculizan su labor. A pesar de ello, su compromiso con la comunidad sigue siendo un pilar en un territorio donde las carencias contrastan con el esfuerzo por ofrecer soluciones.
La recolección de residuos sólidos es uno de los frentes más críticos. De una plantilla de 38 carretoneros, solo 3 están activos, lo que retrasa la limpieza y obliga a priorizar zonas. A esto se suma el déficit de combustible para los equipos motorizados que también distribuyen agua en pipas. El problema se agrava con ciudadanos que incumplen horarios y lugares establecidos para depositar basura, desgastando aún más el trabajo del sector. «No es falta de voluntad, sino de medios», explica un trabajador anónimo.
El Jardín 14 de Junio y la florería local sortean la falta de flores —agravada por sequías— con estrategias creativas para fechas emblemáticas como el Día de las Madres o el 14 de febrero. Reutilizan recursos, optimizan stock limitado y priorizan eventos sensibles, como funerales. Su meta: mantener viva la tradición de obsequiar flores pese a condiciones adversas. «A veces solo tenemos claveles, pero los arreglamos con lo que hay», comenta una empleada.
La funeraria local, la construcción de sarcófagos y el mantenimiento de cementerios destacan por su sensibilidad ante el duelo. Los choferes del servicio fúnebre improvisan reparaciones para mantener los vehículos operativos y establecen alianzas con otros territorios para suplir insumos. «No es solo trasladar un cuerpo; es acompañar a una familia», subraya un trabajador del área, donde la empatía compensa las limitaciones logísticas.
Las brigadas de mantenimiento preservan parques y zonas recreativas con podas manuales y siembra de especies resistentes, pese a la falta de herramientas modernas. Mientras, el personal administrativo gestiona trámites con sistemas obsoletos y cuadros de escasez, priorizando la coordinación entre establecimientos. «Si falla un recurso, buscamos alternativas entre todos», explica un gestor, destacando la resiliencia del capital humano.
Aunque las carencias persisten, los trabajadores de Jobabo encuentran motivación en la frase de José Martí: «…Y es que allá adentro, se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien». Su labor, más allá de lo material, refleja un compromiso arraigado con la comunidad, convirtiendo cada pequeño logro —una calle limpia, un jardín florecido, un duelo acompañado— en un acto de resistencia cotidiana.