Después de tres meses recibiendo la leche con muy baja calidad y decenas de quejas, la mayoría de los consumidores de la unidad comercial La Palma de Jobabo no quisieron seguir esperando por una respuesta y no recibieron la leche, eso sucedió el lunes, situación que finalmente condujo a un análisis serio del asunto y que los principales responsables locales de esos procesos: productivo y comercial, acudieran a intercambiar con los pobladores que reciben el alimento en esa bodega.
En el portal de la tienda, el Intendente municipal, Luis Andrés Sosa Quezada junto a otros dirigentes y directivos de Jobabo, explicaron el complejo panorama productivo en la ganadería, agudizado desde diciembre por la intensa sequía y no pocas incongruencias en las limitaciones de recursos, al mismo tiempo que enfatizó en el papel de ellos como servidores públicos de adoptar todas las decisiones que contribuyan a un cambio, es decir, que la leche llegue con calidad.
«Conocemos que hay sequía, que la situación económica afecta, pero necesitamos que ustedes encuentren una solución pronto porque se trata de nuestros niños que en vez de leche están tomando agua, y a saber de donde están echándole el agua» expresó una de las consumidoras, quien también agradeció a los dirigentes por personarse en el lugar y la confianza en que responderán positivamente ante la queja.
En realidad, el agua en la leche es un problema añejo, reconocen no pocos consumidores.
Indagando en el asunto, se constató con directivos y administrativos del Comercio que como reflejan las intervenciones de los consumidores, el asunto de la leche con mala calidad es reiterativo y ellos han pasado la incidencia a las instancias correspondientes.
«Nosotros hemos orientado a los administradores y directores de las Unidades Empresariales de Base dar un seguimiento sistemático a la leche, se ha estado haciendo y todas esas incidencias, tanto de La Palma como de otras bodegas la hemos hecho saber a los directivos del lácteo y quienes nos dirigen en el gobierno municipal. Además, tenemos siempre las muestras para evitar que se nos haga responsable a nosotros, que en definitiva no tenemos nada que ver en que la leche llegue en mal estado» insiste Waldrido Gamboa, director de Comercio y Gastronomía en Jobabo.
Por su parte, el Delegado de la Agricultura en esta localidad, Serguei Zayas, explicó que sí se le ha dado seguimiento a todos los procesos de la producción y calidad de la leche, pero hoy es insuficiente lo que se produce aquí, y tienen que depender de la ayuda de municipios vecinos para completar la demanda social, y ello también complejiza velar 100% por la calidad.
En definitiva, la calidad, ese complejo asunto que paralizó la venta de leche en la tienda La Palma, tendrá atención, asegura el viceinendente Miguel Quezada Clark, «Vamos a ser más rigurosos con la leche que traemos, montaremos un técnico y que se le haga la prueba de calidad, si no tiene la calidad pues no se trae, y buscaremos alguna alternativa, pero sí le daremos seguimiento para que estas situaciones no se repitan» aseguró.
Escuche el reportaje en audio:
Más allá de las carencias y la productividad, la situación de la leche depende de mucho control y no dejar pasar por alto los problemas que se generan desde su entrega hasta la venta, transitando por demasiadas manos y alguna, le echa agua, como es evidente.
¿Dónde o quién le echa el agua a la leche?
Desde hace años este ha sido uno de los dilemas más complicados del entorno Producción-Comercialización-Venta, pues son disímiles los factores que intervienen en la calidad, del cual el más frecuente es la baja densidad o leche aguada como tradicionalmente se le conoce, transitando por una cadena de insuficiencias en los procesos de recepción y control de la calidad.
«No tengo lactodencímetro (el medidor oficial de calidad), y sin eso me es difícil determinar cuando la recibo y cando la entrego» explicaba recientemente un acarreador, y es que eso mismo le sucede a la mayoría de los que intervienen en la cadena, desde productores hasta comercializadores, y al menos, en ninguna de las tiendas los administradores recuerdan haber tenido ese ¨aparatico¨ para cerciorarse que lo que reciben tenga la calidad adecuada.
Pese a todo esos problemas, en los que hay que escarbar mucho más, se conoce que en casi todos los puntos recogida, la leche se entrega con calidad, y una de las muestras recientes fue el termo frío de El Lavado, donde hay una buena gestión en la recepción.
La respuesta de quién le echa el agua a la leche tendrán que buscarla los decisores, y urge que lo hagan con prontitud y sistematicidad, porque las reiteradas quejas de los consumidores y las no pocas comunicaciones a la entidad jobabense de la Industria Láctea, no han sido definitorias en aclarar el asunto, y mucho menos en solucionarlo.